domingo, octubre 15, 2006

005. ¿LA ESCUELA A PESAR DE TODO?

A pesar de todo la escuela es el mejor remedio. A pesar de su vaciamiento o de desfondamiento, a pesar de sus conflictos y de sus crisis, a pesar de sus reformas inconclusas y sus malestares permanentes, la escuela es la institución que sobrevive en este mar tormentoso. Allí está, abandonada por el estado, pero fiel a la tradición que le dio vigor y valor. Está el ruina, pero sigue practicando los mismos rituales y pronunciando las mismas palabras para proponer criterios, para ordenar conductas, para imponer principios. Discutida, aborrecida, despreciada, muchas veces ajena, sigue siendo el mismo fortín que funciona como una avanzada en desierto y frente a los avances de los bárbaros.
El problema no es si la escuela sirve y puede hacer algo. Lo que constatamos es que sin escuela la violencia, la barbarie o la ignorancia podrían ser aun mayores. No argumentamos por la afirmativa sino por los resultados que aun logra y las eventuales consecuencias de su desaparición.
Si con la escuela aún hay problemas de violencia y descontrol, si con la escuela se observan desarticulaciones sociales, sin con la escuela hay problemas de aprendizajes y de formación del capital cultural... ¿qué podemos imaginar con un mundo sin escuelas? Tal vez se trataría de un retorno a la barbarie...
Es verdad: afirmar la escuela no significa legitimar esta escuela sino postular otra escuela, con la posibilidad de que la misma adquiera en formato deseado. Porque es cierto que esta escuela que aun opera es una escuela vacía y desfondada.
Probablemente en el pasado tuvo mayor responsabilidad en l,a construcción de los sujetos y las subjetividades, y probablemente logró una articulación mas efectivas con otras instituciones que contribuían en la tarea. La escuela se hoy se ha quedado mas sola, mas huérfana, mas abandonada... y la construcción de los sujetos y de las subjetividades circula por andariveles que poco o nada tienen que ver con las escuelas.
Esa es la tarea futura. Es el desafío que nos espera. Reconstruirla o inventarla de nuevo.