martes, junio 09, 2009

387. PANOPTICO

A veces uno, liberado de todas las ataduras, absolutamente autónomo, más allá de las opiniones y de los prejuicios, libre, definitivamente libre, de regreso de la vida, con la mirada puesta generosamente enun futuro mas mezquino y en un pasado más lejano, justo en ese momento, en algún momento de la tarde o de la noche, en el auto o en la cama, o caminando en soledad, descubre que en realidad tiene instalado muy adentro un panóptico interior que sigue vigilante, vigilando, acosando, mirando, observando, disciplinando, atemorizando, reprimiento, postergando.
Y uno, grande ya, no sabe cómo se extirpan esos panópticos interiores. No sabe, no quiere o no puede. Tal vez. ¿De quién es la mirada que me mira sin cesar? ¿Es voluntaria o simplemente está allí porque yo mismo la he construido?
Es tarde ya: tal vez ya no pueda acostumbrarme a vivir sin panópticos.

386. SI ESTOY CANSADO

Si me ves cansado...fuera del sendero,
ya casi sin fuerzas para hacer camino;
si me ves sintiendo que la vida es dura,
porque ya no puedo, porque ya no sigo.
Ven a recordarme como es un comienzo,
Ven a desafiarme con tu desafío.
Muéveme el alma, vuélveme al impulso,
llévame a mi mismo.
Yo sabré encender mi lámpara viva
en el tiempo oscuro, entre el viento frío,
volveré a ser fuego desde brasas quietas,
que alumbre y reviva mi andar peregrino.
Vuelve a susurrarme aquella consigna
desde el primer paso para un principio.
Muéstrame la garra que se necesita
para levantarse desde lo caído.
Si me ves cansado fuera del sendero,
sin ver más espacios que el de los abismos,
trae a mi memoria que también hay puentes,
que también hay alas que aún no hemos visto.
Que vamos armados de fe y de bravura
que seremos siempre lo que hemos creído.
Que somos guerreros de la vida plena,
que todo nos guía hacia nuestro sitio
que en un primer paso, y en un nuevo empeño,
nos lleva a la forma de no ser vencidos.
Que el árbol se dobla,
se agita, estremece, deshoja y retoña,
pero queda erguido.
Que el único trecho que da el adelante
es aquél que cubre nuestro pie extendido.
Si me ves cansado fuera del sendero,
solitario y triste, quebrado y herido,
siéntate a mi lado, tómame las manos,
entra por mis ojos hasta mi escondrijo...
y dime...¡ se puede!...e insiste, ¡se puede!..
hasta que yo entienda que puedo lo mismo.
Que tu voz despierte, desde tu certeza,
al que de cansancio se quedó dormido.
Y tal vez si quieres, préstame tus brazos,
para incorporarme, nuevo y decidido.
Que la unión es triunfo
cuando hombro con hombro
vamos, con el mismo brío.
Si me ves cansado fuera del sendero,
lleva mi mirada hacia tu camino
Hazme ver las huellas, que allá están marcadas,
un paso tras otro por donde has venido.
Y vendrá contigo una madrugada,
la voz insistente para un nuevo inicio,
que abrirá otro rumbo porque...
Sí he creído!...que siempre se puede...