miércoles, enero 02, 2008

245. NUEVA ESCUELA + BORRADORES

Es demasiado conocida la analogía que se establece entre las ESCUELAS y los HOSPITALES. La comparación se amplía: un médico del siglo XIX que resucitara no sabría qué hacer en un hospital de alta complejidad de nuestros días… Ha cambiado tanto la medicina, la tecnología, la industria farmacéutica, la biotecnología que un profesional del pasado sería un analfabeto en nuestro tiempo.
Por su parte un docente, un directivo, un alumno del pasado ingresaría a nuestras escuelas y reconocería absolutamente todo. Cuanto mas, alguien le brindaría explicaciones para el uso de la nueva telefonía, el fax, la computadora (elementos de la oficina que no necesariamente deben estar en la dirección y que seguramente no están en las aulas), la sala de medio con sus diversos instrumentos de reproducción de imágenes y de sonidos… ¡y nada mas! La misma estructura en los horarios, la organización de la semana, los rituales, los registros, hasta la vestimenta y las costumbres… seguramente encontraría diferencias, pero mínimo y, sobre todo: cada uno de los actores podría rápidamente ponerse en acción.
Los sujetos serían absolutamente distintos: aunque los alumnos del presente pueden “verse” como los alumnos del pasado, esta visión de las apariencias oculta en realidad profundas transformaciones, porque no son los mismos y están ajenos a aquella escuela que la sociedad se encargó de conservar para idolatrar.

Pero no son solo los hospitales: son las casas de familia, la organización de la familia, la forma de preparar los alimentos, las cocinas, las bebidas, la circulación por las calles, las costumbres en las compras, hasta instituciones de encierro como los manicomios o los cárceles han cambiado y tienen otra estructura. ¿Por qué nos empeñamos en conservar solamente la escuela?

Lo curioso es que las nuevas estructuras crean nuevos sujetos: nuevos comensales (mas exquisitos) nuevos bebedores (mas demandantes), nuevos alienados, nuevos presos, nuevos enfermos, nuevos usuarios… y en la escuela, cuando los sujetos YA son nuevos, mantenemos la estructura que ya fue.

244. TIEMPO

Es verdad: el tiempo es un ladrón que sistemáticamente nos roba cada año 31.536.000 segundos, 525.600 minutos, 8760 horas, 365 días, 42 semanas, 12 meses... pero la vida - que siempre es mas generosa - hace que muchos de esas semanas, de esos días, de esos minutos, de esos segundos hayan sido felices, absolutamente nuestros, definitivamente eternos. No somos lo que el tiempo hace de nosotros, sino lo que nosotros hacemos con el tiempo.