sábado, abril 03, 2010

416. TATUAJES, PIERCING Y CONSTRUCCION DE SUBJETIVIDADES

Tatuajes y piercing pueden representar simplemente un juego, un pasatiempo, una moda efímera, un entusiasmo repentino o de ocasión… pero también puede representar un medio para construir la subjetividad, para afirmar o definir su interior, para demarcar el propio interior, pare reconstruir historias o vínculos desarticulados… Si en la primera aproximación, el juego puede desacreditar las decisiones (mas allá del derecho de cada sujeto a decidir sobre su propio cuerpo), en la segunda interpretación, no se trata de hechos fortuitos, anecdóticos, opinables, sino síntomas o expresiones de vivencias propias. Esto no elimina el debate acerca del lugar en que se deben construir la propia historia, los propios duelos (muertes, separaciones, rupturas afectivas, fechas, nombres), las referencias internas que contribuyen a definir qué somos y cómo somos. Tal vez clavar en la epidermis o en la propia carne un piercing o grabar de manera indeleble uno, varios o sucesivos tatuajes sea un procedimiento con mayor impacto exterior pero no necesariamente con mayor procesamiento interior. Porque si se trata de dejar rastros, marcas, señas, mojones… en nuestro interior deberían estar tatuados, engarzados todos estos acontecimientos que nos permiten ser y vivir, organizarnos y proyectar.

En este intento por jugar con nuestro cuerpo o convertirlo en un ámbito de registro de nuestras construcciones subjetivas, algunos optan por hacerlos en los sitios del cuerpo que normalmente se exhiben; otros optan por lugares menos frecuentados pero adaptan su vestimenta a la determinación de dar a conocer el registros; y otros finalmente eligen la intimidad del cuerpo a la que solamente acceden ellos o aquellos que están habilitados para frecuentarlo (por diversas y variadas razones)… a menos que esas decisiones sean precisamente las que habiliten una desefadada exhibición del propio cuerpo.

Piercing y tatuajes desencandenan otras problemáticas, especialmente aquellas que tienen que ver con la intervención sobre el cuerpo:

(1) La decisión de intervenir sobre el propio cuerpo: el cabello, la barba, el rostro (afeites y cosmética), auto-tatuajes, auto-perforaciones, adicciones.

(2) La decisión de autorizar a otros que intervengan sobre el cuerpo: operaciones estéticas, operaciones necesarias para atender a problemas de salud, tatuajes externos, piercing, perforaciones.

(3) La intervención externa y disciplinaria sobre el otro: (a)Tatuar para identificar (campos de concentración). (b) Extirpaciones o marcas por motivos religiosos (circuncisión, otros). (c) Disciplinar el cuerpo del hijo: identidad sexual, costumbres culturales, horarios (comidas, necesidades fisiológicas, etc), higiene, presentación. (d) Moldear el cuerpo del soldado (Foucault/1): fortaleza, resistencia, porte, marcha, presencia, resistencia al dolor, etc. (e) Moldear el cuerpo del trabajador (siglo XIX): vestimenta, cabello, barba, horario, rendimiento diario, distribución de los tiempos vitales (dormir, alimentarse, vigilia). (f) Moldear y modelar el cuerpo del alumno: vestimenta o uniforme, higiene, limpieza del cuerpo, control de necesidades corporales, cabello. Sentarse, desplazarse en orden (filas), marchas, permanecer en silencio, escuchar, dirigir la mirada. Escribir con la mano que corresponde y leer en la posición establecida. No tocar el cuerpo del otro (Foucault/2).

(4) Nuevas intervenciones en el cuerpo de los usuarios de la escuela: cabello a medida, cabello atado en las mujeres, no teñirse o cambiar el color natural (¿?), evitar los afeites y la cosmética (ojos, rostros, labios) y cuidados de sectores del cuerpo (unas pintadas), modalidad de la vestimenta: no llamar la atención, no provocar, no diferenciarse de los demás (homogeneizarse)porque el cuerpo debe permanecer ignorado, disimulado, oculto detrás de las funciones principales (cuerpos que solamente escuchan, miran y escriben). Mandatos para los alumnos y para los docentes.

(5) Contradicción con respecto al uso del cuerpo de las culturas juveniles: exhibirlo, mostrar sus partes, desinhibición: desnudez, provocación, juego de las vestimentas (ocultar y mostrar, ropa interior que se marca, se sugiere, se quiere mostrar) cambios de identidades: barba, cabello, teñido, afeites, etc. La diversión no juega con la mirada del cuerpo del otro, sino con la clausura de la mirada: la luz solo refleja ráfagas de cuerpos que se iluminan fugazmente, no hay encuentro con el cuerpo del otro sino miradas oblicuas, ajenas, aceleradas; la diversión clausura la mirada sobre el cuerpo desinhibido del otro, clausura la palabra (no se puede hablar, no se puede escuchar). Tatuajes y piercing permiten intervenir sobre el cuerpo para dejar testimonios definitivos (tatuaje) o pasajes (perforaciones del piercing), jugando con las perforaciones (tatuar es perforar, los piercing representan perforaciones de la epidermis o completas)… Cuerpo que, al mismo tiempo, se entrega y que se mezquina.