miércoles, febrero 21, 2007

065. AUTORIDAD Y PODER: OTRA VUELTA DE TUERCA

01. Cuando la autoridad recurre al ejercicio descontrolado del poder, pierde su autoridad (nadie lo reconoce como tal, aunque lo tema y se subordinen) y terminará perdiendo el poder.

02. La autoridad que se sostiene sobre la delegación de la autoridad en otros funcionarios intermedios y se alimenta con la confianza y la comunicación tiende a fortalecerse y a perfeccionarse en su ejercicio.

03. Si la autoridad - que delega en otros autoridad – interviene, en cada caso, para imponer autoridad, destruye la autoridad de sus colaboradores y pone en riesgo su propia autoridad.

04. La fuerza y el valor de la autoridad es inversamente proporcional al nivel de voz que utiliza para dar e imponer órdenes, y a la necesidad constante de repetir las consignas para lograr su cumplimiento.

05. La autoridad debe admitir observaciones y críticas porque no duda de sí; el ejercicio del poder rechaza toda crítica y a los críticos porque teme que sean estrategias para desplazarlo o anularlo.

06. El orden del discurso de la autoridad es distinto del orden del discurso del poder: para convocar, para ordenar, para proponer, para mandar utilizan de manera absolutamente distinta los vocablos y se manejan con otra sintaxis.

07. El poder tiene una duración temporal y finalmente se pierde, porque quien no lo ejerce (de alguna manera) no lo posee. La autoridad se conserva aun cuando ya no se ocupen lugares o jerarquías.

08. Principalmente en la educación los que nos dejan huellas son los que han pasado por nuestra vida con verdadera autoridad. Los que simplemente han ejercido el poder nos dejan marcas y cicatrices de las que frecuentemente nunca nos curamos.

09. Uno puede aprender a ejercer la autoridad y a manejar el poder que comporta su ejercicio. Pero el ejercicio del poder en sí mismo – al margen de la autoridad - es frecuentemente el resultado de intuiciones y determinaciones que no se pueden transferir y que responden a manejos estratégicos de la realidad y de los subordinados.

10. La autoridad admite sus errores y la posibilidad de una corrección. El poder desconoce sus errores, o los tapa, o los justifica, porque todo error es visto e interpretados como una disminución en la cuota de poder.

064. PADRE NUESTRO, O LA PEDAGOGIA BRUTAL

Será, tal vez, que estoy particularmente sensible a este tema. No sensible en el plano de los afectos, sino sensible en el plano de las ideas... pero la película PADRE NUESTRO (2003/ 2004) que recrea la historia de un internado/reformatorio de la decada del 30 en Irlanda (?) presenta con toda crudeza el conflicto de los métodos en el interior de las instituciones religiosas, discusiones que recorriero generosamente los primeros 60 años del siglo XX. La letra y la buena conducta entran con sangre y como los internados no son seres humanos (siempre debe haber una clasificación y des-jerarquización ontológica para legitimar el obrar moral) deben ser castigados, sólo entienden las razones de los palos. La llegada de un profesor o maestro laico (el único en un universo de sacerdotes y Hermanos de las Escuelas Cristianas) que viene de dos pérdidas con sus correspondientes duelos (la muerte de su mujer, ejecutada, y la derrota de la república en la Guerra Civil Española) permite incorporar el despertar de la conciencia en una institución que la ha sabido adormecer en todos sus actores como para tolerar todo y alimentar la morbosidad y el desequilibrio de algunos educadores. No todos son malas personas, pero se convierten en cómplices de lo que sucede. El maestro comenzar a romper esa cadena de violencia con el gesto de convencerlos de que pueden aprender a leer y escribir, que necesitan hacerlo, que pueden estudiar, pueden progresar y salir del círculo de fracasos que los envuelve. Y, luego, será la voz y el gesto que se enfrenta al Hermano que impone una vigilancia alimentada por el castigo feroz, siempre asociado a la religión, a los rezos, a los reclamos de perdón por parte de Dios. Pero sobre todo, el nuevo educador - cuya mirada panóptica se torna vigilante desde la ventana de su habitación, no de los alumnos sino de las prácticas de la educadores - sembrará la conciencia crítica en los mismos alumnos que lentamente sabrán oponerse, criticar y demandar. El mismo maestro se encuentra - porque él lo permite - la resistencia, la duda, la rebeldía por parte de sus alumnos que saben que la realidad que los envuelve no es tan fácil de desarmar y destruir. La "caída del muro" que divide a los dos sectores de internos, es un símbolo de la lucha y del triunfo.
Es fiel al contexto sociohistórico en el que se sitúa pero desnuda una de las situaciones mas crueles que muchas generaciones vivieron, porque la religión dejó de ser - para muchos - una fuente de liberación y de crecimiento para convertirse en un mecanismo de opresión. Apenas pudieron, se liberaron de las ataduras.
Finalmente resulta muy interesante el análisis de los discursos (diálogos, órdenes, advertencias, clases) que atraviesan la película.