martes, enero 22, 2008

258. PODER, TACTICA Y ENGAÑO

El engaño es la base del arte de la guerra.

Si eres capaz, finge incapacidad; si eres activo, pasividad.

Si estás cerca, aparenta estar lejos; si estás lejos, que estás cerca.

Ofrece un señuelo a tu enemigo para hacerle caer en una trampa; finge desorden y sorpréndelo.

Cuando se concentre, prepárate a la lucha; donde sea fuerte, evítale.
Provoca a su general y confúndelo.

Si el general enemigo es necio y fácil de caer en el enojo, hazle enfurecer para que su irritación le ciegue y se lance hacia ti sin pensar.

Finge inferioridad, estimula su arrogancia.

Da al enemigo hombres jóvenes y mujeres para trastornarle, y jade y seda para estimular su ambición.

Ponle en aprietos y acósale.

Fatiga al enemigo cuando esté descansando.

Descubrid los puntos en que el enemigo puede ser sorprendido, efectuad salidas repetidas y alborotad su país. Cuando defienda la derecha, atacad a la izquierda; cuando defienda la izquierda, atacad a la derecha; dejadle sin aliento haciéndole ir sin cesar de un lado para otro ... Si rechazáis esta estrategia y arriesgáis todo a una sola batalla, cuando lo lamentéis, será demasiado tarde.

Divide al enemigo que esté unido.

Separa al soberano de sus ministros; o si no, hazle perder su amistad con sus aliados.

Sembrad entre ellos las sospechas mutuas para que caigan en el malentendido. Entonces podréis conspirar contra ellos.

Atácale donde no esté preparado; construye una salida por donde no se lo espere.

(Sun Tzu: El arte de la Guerra)

257. RESPETO

Un general debe poseer estas cinco cualidades. Si es así, su ejército lo llamará El Respetado.
(1) Si el jefe es sabio, podrá reconocer los cambios de las circunstancias y actuar con diligencia.
(2) Si es justo, sus tropas confiarán en las recompensas y los castigos.
(3) Si es humanitario, amará al prójimo, compartirá sus sentimientos y estimará su trabajo y sus dificultades.
(4) Si es valiente, vencerá aprovechando sin vacilar las oportunidades.
(5) Si es severo, sus tropas le obedecerán porque temerán el castigo.
(Sun Tzu: El arte de la guerra)