martes, diciembre 09, 2008

348. CUATRO MINUTOS + ¿REDENCION?


Procedencia: Alemania (2006)
Dirección:
Chris Kraus
Intérpretes: Monica Bleibtreu, Hannah Herzsprung, Sven Pippig, Richy Müller, Jasmin Tabatabai, Stefan Kurt.
Guión:
Chris Kraus
Música: Annette Focks
Fotografía: Judith Kaufmann
Duración: 112 min.

La historia acontece en una cárcel de mujeres. Allí trabaja la veterana pianista Traude Krüger, en realidad Geltrud Krüger (1912 – 2004) que da clases de piano a las reclusas. Su presencia decadente, se suma al número exiguo y de escaso nivel de sus alumnas (solamente cuatro). Es natural que Traude viva disputando su presencia y su tarea con el director del penal. El descubrimiento del extraordinario talento musical de una alumna será una presencia diparadora para su vida. Jenny es un genio de la música, pero una expresión absoluta de la barbarie y el descontrol (sus rapto de violencia son impredecibles, incontenibles y sin límites) Pese a las dificultades de relación (parecen dos caracteres irreconciliables, ajenos, extraños, incomensurables) y los problemas para hacer entrar en razón a la talentosa Jenny (la joven está acusada de asesinato, su irascibilidad y rebeldía son casi patológicas), la maestra logrará poco a poco y con mucho esfuerzo no tanto impartirle las clases deseadas, sino hacer aflorar el verdadero talento para la música que Jenny tiene oculto detrás de su amor por el jazz y la música popular. Traude está convencida de que Jenny puede ganar el premio de un importante certamen musical, si es que se dedica al cultivo de la música clásica (Schuman, es el elegido).

Cuatro minutos es la segunda película de CHRIS KRAUSS (1963) como director y guionista. A la hora de explicar el punto de partida del film, Kraus declaró: "Siempre he pensado que la motivación era únicamente un sinónimo de talento. Pero ¿y si hubiera alguna diferencia? ¿Y si alguien tuviera talento pero le faltara motivación?". Sobre esta base, el director lleva esta idea por caminos nada convencionales, basado en un personaje real, pero trabajando con una historia verosímil. En la relación que se establece entre profesora y alumna nada es normal, la tensión es continua y nunca desaparece a pesar de ciertos momentos de calma: como espectador uno no logra saber cuándo reaccionará Jenny o cuando se cansará, se dará por vencida Traude. Ambas están contaminada por pasados distintos: Traude recuerda su historia asociada al nazismo, la relación de amor con una compañera a la que terminan ejecutando, acusándola de comunista y de la que deberá renegar – para poder sobrevivir – la maestra de piano. Jenny tiene un pasado loco, una relación patológica con su padre, una genialidad unida al descontrol, una muerte (real o atribuida) y un embarazo que termina en la muerte del bebé (porque le niegan, por ser presidiaria, la atención necesaria). Esos íntimos secretos – que aparecen en breves flash a lo largo de toda la historia – explican las reacciones y el carácter de ambas.

Sobre toda la historia pulula, lógicamente, la idea de la redención a través de la creatividad artística, en este caso por medio de la música. Pero también la presencia de la educación, de la maestra, que insiste una y otra vez porque sabe que los aprendizajes y los crecimientos son un acto de larga paciencia. Los personajes creados por Krauss – todos ellos, no sólo las dos mujeres - transmiten una tremenda amargura, y la puesta en escena carcelaria es tan áspera y gris como ellos. El final – en el teatro que va rodeando con su arquitectura y en diversas corazas protectoras el escenario – es de una belleza inimaginable, desde el punto de vista visual y musical. Es una película en la que se combinan la brutalidad y la ternura, el recuerdo del amor con la fuerza de un odio que no se sabe bien en quien depositar.

La solidez de la película, multipremiada en Alemania, tiene mucho que ver con el reparto. Probablemente, lo mejor del film es el trabajo de la debutante Hannah Herzsprung, elegida entre más de 1.200 chicas. Herzsprung, que había actuado antes en varias series de televisión, realiza una portentosa mimetización en la conflictiva y atormentada Jenny, una interpretación que llega al culmen en la impresionante y mencionada catarsis final. No en vano, desde muy lejos – y con varias copas bebidas – Traude feliz al triunfo de su alumna y ella le devuelve – por primera vez – la reverencia que tanto desea. La película está impecablemente filmada, con juegos muy curiosos de luces y sombras, de insinuaciones,. De miradas oblicuas.

La última actuación inesperada de sólo CUATRO MINUTOS (que da título al film, igual que sus 4 alumnos del principio) es lo que logra la maestra como permiso para su alumna, antes de que la apresen y la regresen a la cárcel de la que la ha sacado. Y la reverencia final en la que se congela la imagen, recuerda que puede ser cierto o no la frase con la que se encuentran y se presentan: “puedo ayudarte a convertirte en una mejor pianista, pero no en una mejor persona. Piénsalo”. De alguna manera hay algo de redención para todos: y en eso consiste ser mejor persona: en dejarse redimir, salvar, transformar.