sábado, junio 21, 2008

315. LA JOVEN VIDA DE JUNO


Cuando uno ingresa al universo de la película La joven vida de Juno (Juno, EE.UU./2007. Dirección: Jason Reitman. Con Ellen Page, Michael Cera, Jennifer Garner, Jason Bateman, Allison Janney, J. K. Simmons, Olivia Thirlby. Guión: Diablo Cody. 96 minutos. Oscar al mejor guión) tiene la impresión de entrar en un mundo diferente. Porque ese mundo de los adolescentes – 16/17 años – es un territorio al que nos cuesta asomarnos sin asombrarnos o desorientarnos. Y sin cuestionarnos.

Juno – en una construcción actoral impecable – es una estudiante de 16 años que queda sorpresivamente embarazada de un compañero con el que no sabe muy bien qué vínculos lo unen. Ambos debutan – afirman – como “sexualmente activos”. No se desencadena el drama ni en sí misma, ni en su entorno, ni siquiera en su familia: pero ella es la que debe crecer para encontrarle la vuelta a su nueva vida, ya que a partir de ese momento todo será descubrimiento: en su cuerpo, en sus costumbres, en sus compañeros, en quienes lo rodean.

A nadie se le puede pedir que sea experto en aquello que vive por primera vez: por eso cada uno de los actores involucrados va procesando ideas, sentimientos, decisiones. Incluido el universo de los adultos: el padre y la madrastra llaman la atención por la serenidad con que reciben la noticia (se alegran que no se trate de una expulsión del colegio o de un asunto de drogas) y acompañan el proceso; los educadores de la escuela están ausentes, ya que sólo se menciona una discutible clase de educación sexual; la pareja que aparece como solución para el recién nacido vive situaciones de inmadurez y una manifiesta incompatibilidad que los llevará irremediablemente al fracaso. Los adultos no solamente no representan un mundo seguro y perfecto, sino un espejo demasiado frágil en el que cuesta reflejarse.

Lo curioso de la película es que no se plantea – en principio – ni el problema del embarazo indeseado y adolescente, ni se plantea la legitimidad o no del aborto. Puede ser que ambas cuestiones sean relevantes, pero en el universo de pensamiento y de discurso de estos chicos no es ese el planteo (sólo hay una escena – previa a la consulta en una organización pro abortista – en la que una compañera oriental le pide a Juno que no aborte) sino que en realidad lo que todos discuten es “qué hacer con sus vidas”. No se pone en cuestión los principios morales, el bien o el mal, lo correcto o lo censurado: el tema se instala como naturalmente, como propio de un momento en que muchas cosas parecen generacionalmente naturales. Los temas, principios o referencias religiosas son directamente ignorados.

Frente a estas realidades estamos nosotros los adultos, como están en su sitio los adultos de la película, haciendo lo que debemos o podemos y tratando de construir los discursos propios de la educación. No siempre coherentes, apropiados, convincentes, seguros, verdaderos. No es que lo que haga, piense, diga o acepte la nueva generación sea deseable y bueno, sino que es la realidad con la que podemos y debemos trabajar. Porque a pesar de su aparente seguridad y sus discursos agresivos hay mucha vulnerabilidad, debilidad, necesidad (la charla con el esposo del matrimonio que se hará cargo del bebé y con el padre son pruebas de ello)

Para los adolescente de esta generación – y es posible notarlo a diario en las aulas – no se tratar de dramatizar, alterarse, tomarse todo a la tremenda, sino de encontrar en todo el sentido del humor, el tono adecuado, el momento, la persona y el lugar para tratar de abordar los temas y problemas con serenidad.

Principalmente al final – cuando aparece el fantasma de la soledad y Juno no termina de saber con quien, además de su amiga, puede compartir su vida - hay una creciente construcción de la idea de confianza en los valores humanos: la fidelidad a uno mismo y a sus compromisos, los afectos sinceros y el verdadero sentido del amor, que emerge del casual pero sabio diálogo con su padre. La imperceptible y sólida maduración interior la convence de varias ideas: el amor se construye, las parejas se mantienen unidas si se respetan como tales y se aceptan como son y la relación sexual y el embarazo que deberían haber llegado como consecuencia del amor, aunque hayan representado para Juno y su pareja el pasaporte para descubrirse y enamorarse.

La estética de la película es muy adolescentes (paisajes, dibujos, colores, el cambio de las estaciones, habitaciones, clima y lugares de la escuela, prácticas de deportes). Curiosamente hay íconos de la cultura adolescente que, por alguna razón, están ausentes: teléfonos celulares, televisión o computadora (asociadas a videojuegos, chateo, o internet).

Una oportunidad para descubrir a los nuevos sujetos, para comprenderlos, e intentar una educación en diálogo con sus códigos puede ser una estrategia para revitalizar la presencia de los adultos significativos y la verdadera educación.

sábado, junio 14, 2008

314. DESAPARECIO UNA NOCHE





La película “Desapareció una noche” primera película dirigida por Ben Affleck, con Casey Affleck, Michelle Monaghan, Morgan Freeman, Ed Harris, John Ashton, Amy Ryan, Titus Welliver, y sobre novela del mismo autor de “Río Místico” muestra un relato de creciente complejidad sobre un tema controvertido: el secuestro y la violencia sobre los chicos (algún frecuente en muchos lugares del mundo). Lo curioso de la película es esa voz que va relatando no sólo lo sucedido o lo que sucedió, sino en entorno, la gente, los temores, las frustraciones, las dudas que tienen no sólo los protagonistas, sino el entorno en donde suceden las acciones (Boston). La pareja que se hace cargo – por pedido de sus familiares – del secuestro junto con la policía vive y expresa sus desacuerdos en términos de estrategias: sus vidas se juegan con la historia. De hecho hay momentos de tensión y de una violencia que pasa de lo implícito y sugerido a lo implícito (el tiroteo en la casa, el descubrimiento del cuerpo de un niño desaparecido, la muerte de un oficial, la irrupción armada en un bar).


Hay un momento de la película (después del episodio en torno a la laguna artificial formada en una cantera abandonada) en que todo llega a un final desesperante: Amanda, la niña ha desaparecido, está muerta, a su madre le entregan un acta de defunción y una ceremonia cierra la historia. Pero uno tiene la sensación de que falta algo, que falta lo más importante.
Siguen desapareciendo chicos y se mantiene la lucha de la pareja protagonista Patrick Kenzie y Angela Gennaro. Pero hay algo de comienza a de-velarse a partir de un punto límite: el momento en el que el instrumento de la justicia, quien se dedica a la búsqueda de personas desaparecida, comete una injusticia, al matar por su cuenta a un secuestrador de chicos.
Sabe que más allá de eso no hay otro fondo, que ha llegado al final. Desde ese lugar y desde las confesiones del policía Remy Bressant (Ed Harris) - que juega el papel de interlocutor de estrategias y de criterios - comienza a descubrir los principios éticos (o la ausencia de los mismos) que dispara los dilemas morales. Porque el tema no es matar o no matar, decir la verdad o mentir, descubrir culpables o inventarlos, informar correctamente o crear informes falsos… sino que todas esas acciones no son en sí mismas ni buenas ni malas, ni condenables, ni discutibles. Dependen de la intención de quien lo ejecuta: si los fines son correctos, si lo que se persigue es bueno, si la solución es un estado ideal o superior al estado real todo se justifica, todo puede ser salvado.
"Un niño nunca te juzga. Siempre pone la otra mejilla. No hay nada más cristiano que un niño", dice un personaje. Y es una forma de anticipar los argumentos. La violencia parece ser un hecho normal, natural, imposible de erradicar de la sociedad. Lo que se plantean son dicotomías entre la elección ética, propia del individuo, y la moral del conjunto. Lo que se debe hacer y lo que uno – en cada circunstancia – puede hacer.
Buscar, de-velar, recordar implica someter a sospecha todo, y Patrick inicia un proceso inquisidor (peguntar, inquirir) que va descubrimiento la trama de mentiras que ha acompañado la desaparición de la ya casi olvidada Amanda: todos tienen razones para explicar lo que han hecho, porque los hechos pueden ser malos, pero pueden estar debidamente justificados. Y un velo sigue a otro velo, un descubrimiento a otro descubrimiento, porque la verdad tarda en aparecer, se resiste, ama el ocultarse.
Cuando por fin llega al lugar definitivo, cuando “le da alcance a la verdad”, los seres perfectos, los héroes públicos, los homenajeados(Jack Doyle: Morgan Freeman), son los que ocultan sus miserias, pero tienen atendibles razones para hacerlo.
Allí, al final, cuando todo se aclara, los conflictos éticos son los más intensos. Ya con anterioridad ya Remy, había anticipado: ¿Matar? Depende de otra cuestión: a quién se mata. Y se puede agregar: cómo se mata, quién mata, cuándo se mata, por qué se mata. Estos interrogantes relativizan el “no matarás” y no habilitan o lo prohíben según conveniencia. Pero en el diálogo final – absolutamente kantiano en donde los imperativos rigen sin condicionamientos y sin inclinaciones, por el absoluto “deber ser” – se enfrentan las dos posturas: la acción del secuestro fingido se justifica plenamente porque la vida presente y futura de la niña Amanda corre serios riesgos debido al miserable e irrecuperable tipo de vida que lleva la madre… y por la excelencia de vida que le ofrecen los “nuevos padres”… por el contrario Patrick supone que el secuestro siempre está mal, que el bien presente y futuro no se puede construir sobre un engaño, una mentira, una agresión. Uno y otro apuestan al futuro, a lo que diría Amanda grande sabiendo lo sucedido y cada uno imagina lo que le corresponde. Patrick sabe que perderá a un amigo a quien admira y que ha sufrido mucho (Jack Doyle también ha perdido un hijo en un secuestro), y sobre todo – y esto casi es un ejemplo típico de Kant – su decisión le hará perder a la persona que más quiere, a Angela, que le ha advertido que si termina denunciando la situación lo abandonará. Patrick toma la decisión y supone, exige que la verdad prime por sobre cualquier tipo de condicionamiento.
Es más: la escena final es trágica, pone a prueba los principios éticos, porque la situación degradante denunciada por los “buenos” secuestradores se sigue produciendo… y Patrick debe quedarse como un salva-vidas de ocasión para una Amanda que seguramente crecerá abandonada.
Todos los debates siguen abiertos… y la película permite una serie de discusiones para revisar los principios al calor de las determinaciones morales que debemos afrontar.

lunes, junio 09, 2008

313. VERDADES INCÓMODAS + ORACULO / 2

Hay otra historia acerca de Apolo y sus oráculos y como mínimo igual de famosa y relevante, es la de Casandra, princesa de Troya. La más inteligente y bella de las hijas del rey Príamo. Apolo siempre merodeando en busca de seres humanos atractivos, se enamoró de ella. Curiosamente Casandra resistió el asedio del dios, y este decidió comprarla. Pero ¿qué darle? a una princesa rica, hermosa y feliz. Aún así, Apolo tenía para ofrecerle, y le prometió el don de la profecía. Oferta irresistible sin dudas; y ella accedió. Apolo hizo cuanto deben hacer los dioses para convertir a simples mortales en videntes, oráculos y profetas, pero luego, escandalósamente, Casandra se hecho atrás y rechazó el cortejo del dios. Apolo se enfureció, pero no podÍa retirarle el don otorgado -era un dios, al fin y al cabo, los dioses mantienen sus promesas. Sin embargo la condenó a un destino cruel e ingenioso: el de que nadie creyese en sus profecías. Así, según la tragedia Agamenón, de Esquilo, Casandra profetizó a los suyos (1) la caída de Troya, nadie le prestó atención; (2) La muerte del caudillo de los invasores griegos, Agamenon, nadie le hizo caso: (3)anuncia su propia muerte, con el mismo resultado. No querían escucharla y se burlaban de ella. Tanto griegos como romanos la llamaron "la dama de las infinitas calamidades".
En nuestro tiempo reconocerse esa misma resistencia a las profecías horrendas que experimentó Casandra en su época, y con su pueblo y sus vecinos. Cuando nos enfrentamos con una predicción ominosa que alude a fuerzas inmensas sobre las que no es fácil ejercer influencia alguna, mostramos una tendencia natural a rechazarla o no tomarla en consideración. Mitigar o soslayar el peligro podría requerir tiempo, esfuerzos, dinero, valentía; quizás incluso alterar las prioridades de nuestra vida, Además, no todas las predicciones de desastres se cumplen (ni siquiera las formuladas por científicos). Así cuando nos enfrentamos a profecías nuevas e incómodas la reacción es decir: "improbable; catastrofista; jamás hemos experimentado nada remotamente parecido; tratan de asustar todo el tiempo a todo el mundo; es malo para la moral pública." Más aún, si los factores que precipitan la catástrofe anunciada están actuando desde hace mucho tiempo, entonces la propia predicción constituye un reproche indirecto y tácito. ¿Por qué nosotros, ciudadanos corrientes, hemos permitido que se legase a esta situación de peligro? ¿No deberíamos habernos informado antes? ¿Acaso no somos cómplices al no haber tomado medidas para asegurar que los dirigentes políticos eliminasen la amenaza?

Existen medios para que los políticos decidan y hallen una vía intermedia y segura entre la acción precipitada y la impasibilidad. Se requiere, empero, una cierta disciplina emocional y, sobre todo, una ciudadanía consciente e instruida, capaz de juzgar por si misma hasta qué punto son amenazadores los peligros anunciados.

Idea original en Carl Sagan. "Miles de Millones. Reflexiones sobre la vida en el universo". B S.A. 2001. Madrid.

312. ORACULO Y VERDADES / 1

Apolo, morador del Olimpo, era dios del Sol. También se ocupaba de otras materias, una de ellas la profecía. Todos los dioses podían entrever el futuro, pero Apolo era el único que podía brindar ese don a los seres humanos, y estableció así varios oráculos. El más famoso en Delfos: la secerdotisa Pitia (por la pitón que constituía una de sus encarnaciones). Reyes y aristócratas, y aún plebeyos, acudían a Delfos a "la consulta". Uno de ellos fue Creso, rey de Lidia. Tal vez su nombre se convirtió en sinónimo de riqueza porque bajo su reinado se inventaron las monedas acuñadas por Creso en siglo VII A.C.. Lidia se hallaba en Anatolia -hoy Turquía-. Su ambición desbordaba los límites de su pequeña nación y se le metió en la cabeza invadir y someter Persia, la superpotencia del Asia occidental. Ciro había unido a persas y medos, forjando un poderoso imperio. Naturalmente Creso estaba un tanto inquieto.
Para determinar la prudencia de su empeño, mandó emisarios a consultar al oráculo de Delfos. Cabe imaginarlos cargados de regalos opulentos. La pregunta que los emisarios hicieron en nombre de cReso fue: "¿Qué sucederá si Creso declara la guerra a Persia?" Pitia respondió, sin titubear: "Destruirá un gran imperio"
Regresaron con la noticias y Creso pensó: "Los dioses están con nosotros" - o algo por el estilo - y atacó. Convencido de apoderarse rápidamente de las satrapías invadió Persia con sus ejércitos de mercenarios...y sufrió humillante derrota. No solo el poder de Lidia quedó destruido sino que él mismo se convirtió para el resto de su vida en patético funcionario de la corte persa, brindando consejos de poca monta a dignatarios que lo recibían con indiferencia. Aquella injusticia le hizo verdaderamente mella. Al fin y al cabo, se había atenido a lo prescrito. Solicitó consejo al oráculo - lo más para la época - pagó espléndidamente por la consulta y ella lo engañó. Así que envió otro emisario (esta vez con regalos mas modestos ajustados a sus menguadas posibilidades) y le encargó preguntar en su nombre: "¿Cómo pudiste hacerme eso?".

He aquí la respuesta, según la historia de Herodoto: La profecía de Apolo advertía que si Creso hacía la guerra a Persia destruiría un poderoso imperio. Ante tales palabras, lo juicioso por su parte habría sido preguntar de nuevo si se refería a su propio imperio o al de Ciro. Pero Creso (o sus emisarios) no entendió lo que se le decía ni inquirió más. La culpa es enteramente suya. Si el oráculo de Delfos hubiese sido sólo una estafa para desplumar monarcas crédulos, desde luego habría necesitado excusas para justificar los inevitables errores. En estos casos son corrientes las ambigüedades disimuladas. Sin embargo la lección de Pitia es pertinente: tenemos que formular bien las preguntas, incluso a los oráculos; las preguntas han de ser inteligentes, aún cuando parezca que ya nos han dicho exactamente lo que deseábamos oir. Todos los seres humanos, pero especialmente los políticos, los que gobiernan, no deben aceptar respuestas a ciegas, deben comprender; y no deben permitir que sus propias ambiciones oscurezcan su comprensión. Hay que proceder con sumo cuidado a la hora de convertir una profecía en acción política.
Este consejo es plenamente aplicable a los oráculos modernos: los científicos, los tanques de ideas, las consultoras, los encuestadores, los asesores, los periodistas, los grupos de investigación y universidades, los institutos financiados por las empresas y las comisiones asesoras. Hasta los mismos compañeros de ideas en los partidos. Muy raramente y en general de mala gana los políticos interrogan al oráculo y reciben una respuesta. Pero si lo hacen, deben saber preguntar y saber escuchar. Repreguntar si es necesario y saber interpretar. En la actualidad los oráculos suelen manifestar sus profecías aunque nadie las solicite. Sus declaraciones a menudo son mucho mas detalladas que las preguntas. Las estimaciones se formulan a veces en términos de probabilidades numéricas. Parece casi imposible que el político más honesto emita sencillamente un si o un no. Los políticos tienen que decidir qué hacer con la respuesta, si es que hace falta tomar alguna medida, pero primero deben comprenderla. En razón de la naturaleza de los oráculos modernos y de sus profecías, los políticos precisan, ahora más que nunca, entender los lenguajes, los códigos, las personas, los números, la ciencia y la tecnología.

Con frecuencia, en conversaciones informales, algunos preguntan: ¿nadie le puede decir que está equivocado, qué esa no es la manera, que ésa no es la respuesta? Y surgen diversas interpretaciones. En realidad: (1) muchas veces los que están en el poder se muestran tan seguros que no quieren ni recurrir ni escuchar a los oráculos; (2) si los escuchan exigen que siempre le anuncien las cosas que ellos mismos piensan; (3) muchos oráculos cercanos al poder tienen miedo de emitir su anticipo o interpretación; (4) aun cuando hablen, digan la verdad, tengan atrevimiento… las respuestas pueden ser malinterpretadas: usarlas precisamente para decir lo contrario de lo que se ha pronunciado. Como afirmaba en 1520 Tomás Moro en su Utopía la tarea de asesorar y acompañar a los gobernantes es una tarea realmente insana. A menos que vivamos en una verdadera democracia.

Idea original en Carl Sagan. "Miles de Millones. Reflexiones sobre la vida en el universo". B S.A. 2001. Madrid.

domingo, junio 08, 2008

311. PROMESA DEL ESTE + BAÑO DE SANGRE

Vigo Mortensen es Nikolai, un ruso creíble que vive en Londres y forma parte de la mafia del Este, manejando tráfico ilegal de diversos productos. Hay un juego de identidades cruzadas, de pasados oscuros, de historias que se cruzan. Y ése es el motivo por el que Naomi Watts una enfermera hija de rusos también forma parte esencial de esa historia.
Pero lo curioso de una película muy interesante es el grado de violencia que desencadena y que contagia. No es una violencia aséptica y lejana, una violencia de balas y explosiones... sino de cuchillos, golpes y mucha sangre. Hay agresiones y peleas antológicas, en donde uno tiene la sensación de sufrir con cada uno de los golpes...
Saber sin embargo que todos pueden engañar a todos y que el mismo Nikolai no es lo que dice ser... pero que terminará siendo lo que aspira ser, es el eje del relato que cruza un sinnúmero de personajes. La misma personalidad de Vigo y el carácter del personaje exhibe esa ambiguedad: sereno, impasible, lacónico, pero violento, efectivo, mortal.
Llama la atención finalmente el juego de los tatuajes: en cada parte del cuerpo están marcados los signos de las cárceles, las luchas, los reconocimientos, las pertenencias. El cuerpo es la historia misma del individuo. Exhibir el cuerpo antes de luchar es definirse, darse identidad: no en vano la lucha mas violencia se produce en un sauna, cuando Nikolai es traicionado y entregado, y está desnudo, vulnerable, sólo con sus tatuajes. “Los delincuentes en las cárceles rusas dicen que los tatuajes son una carta de presentación”, explica el Director David Cronenberg “Si alguien no lleva tatuajes, no existe. Indican qué tipo de delincuente es, los años de cárcel, la orientación sexual, etcétera. Nadie debe llevar un tatuaje que indique un eslabón superior al que le corresponde realmente en el mundo del hampa. El castigo sería terrible. Dicen que los tatuajes son su pasaporte, pero es el pasaporte de un país muy sombrío y muy pequeño”. Las estrellas tatuadas en las rodillas de Nikolai significan que nunca deberá arrodillarse ante nadie, ya que le elevan al nivel más alto de la organización. El equipo de producción tardó cuatro horas en aplicar en el cuerpo de Viggo Mortensen los 43 tatuajes que se ven en la secuencia de tatuaje; entre otros muchos está “La calavera con flores”, “La calavera humeante”, “El tigre”, “La virgen y el niño”, “El ángel desnudo en una rueda”, “La segadora” y “El gato con pipa”.

310. EXPIACION, DESEO Y PECADO


En Inglaterra, en una fastuosa casa victoriana, rodeada de parques generosos, y en el verano de 1935 (bajo la amenaza de la segunda guerra mundial), la joven Briony Tallis (13 años) es testigo del juego de seducción entre Robbie, el hijo de un sirviente, y Cecilia, su hermana mayor. La envidia y los celos que esta relación le provoca, la convierte en una mirada vigilante que se ocupa de curiosear en sus furtivos encuentros. Esa situación la lleva a una situación inesperada: un delito requiere un culpable y Robbie es acusado injustamente por Tallis. A sus 13 años, la chiquilla es una potencial escritora gracias a su talento y su enorme capacidad de imaginación. Y a su vez registra fielmente todo lo que sucede a su alrededor, aunque tiene una gran capacidad para interpretar todo y darles los giros que se le ocurre. Esas miradas – recurrentes en toda la película – desde las ventanas, con un sartreano mirar sin ser mirado (furtivamente, detras de las cortinas, a través de puertas entreabiertas), sorprender y apresar a la víctima de la mirada para dominarlo con el conocimiento de episodios privados o los secretos es uno de los rasgos de la personalidad de la niña que lamentará toda su vida ese juego de verdad y ficción, de literatura y realidad, de testimonio y verosimilitud que opera en la condena que lleva al joven muchacho (de una clase social inferior) a la cárcel, a la guerra, a la separación de su amor y al inesperado final. La historia de amor adolescente que se está tejiendo entre su hermana Cecilia (Keira Knightley) y Robbie Turner (James McAvoy), el hijo de la ama de llaves de la casa donde viven tiene un futuro incierto, pero la reacción de la niña – que camina velozmente por las amplias dependencias de la casa - presa de sus caprichos y de sus sentimientos ocultos por el muchacho, provoca una serie de malos entendidos y arma un compromiso indestructible pero un reencuentro incierto.
Lo que llama la atención de la película es este juego de versiones, de miradas, el cruce de lo que se ve y lo que efectivamente sucede, el presente y el pasado, el presente reciente y el pasado inmediato. Como si la vida nos diera la posibilidad de rebobinar, de revisar con atención que es lo que ha pasado o está pasando.
No es solo un juego de tiempos, de pensamiento que regresan, de recuerdos que se mezclan con el presente en una mente afiebrada. No: es algo mas. La mirada no lo puede abarcar todo, hay algo nouménico en ella, siempre hay cosas que se nos escapan, que no se nos convierten en fenómeno. Las imágenes que vuelven nos permiten atrapar la realidad, mas fenómenos (la fuente, la biblioteca, el encuentro en la ciudad, la presencia fantasmal en una humilde casa de un barrio de Londres, la misma guerra).
Si la escritura abre el relato, si el sonido de la máquina de escribir marca el ritmo de la música y es la música misma, si la escritura cierra la película. Si la película es la historia que se cuenta en la novela que se presenta sobre el final, novela que Tallis ha pretendido escribir toda su vida (porque es en realidad una forma de construir y expiar su propia vida), la realidad no puede ser tal, sino que lo verosímil, lo conjetural es lo que asoma detrás de las escenas… y es lo que en definitiva nos sorprende al final, al tiempo que nos deja con las manos vacías, con un amor que se define como posibilidad, nunca como realidad.
La diferencia de clases, la crueldad de la guerra, la tarea de las enfermeras junto a los soldados que regresan a sus hogares contrasta con esa cosntrucción majestuosa que se eleva sobre el parque de un verde impecable y en la que circulan los miembros de una sociedad aristocrática y segura.
Conocer es construir, recordar es dar versiones y dar versiones es decidir la vida de los otros. Las miradas salvan o condenan, nos descubren o nos sumergen en el infierno (Sartre). Los hechos nos condenan: no podemos regresar a ellos – como regresan las escenas – para reconstruir la versión indicada. Historia y película son el eco de la vida misma.

lunes, junio 02, 2008

309. CUARENTA AÑOS DESPUES


CORTAZAR y su recuerdo del mayo francés (Semanario Marcha. Uruguay. 1998)

"Nadie les ha enseñado a hacer lo que están haciendo; nadie le enseña al árbol la forma de dar sus hojas y sus frutos. No se han dejado utilizar, como tantas veces en otros tiempos, a manera de cabezas de puente o pavos de la boda; hoy están solos frente a una realidad resquebrajada, son una inmensa muchedumbre que no acepta ya reajustarse para ingresar ventajosamente en ese mundo que se da a llamar moderno, que no acepta que ese mundo los recupere con la hipócrita reconciliación paternal frente a los hijos pródigos. Algo como una fuente de pura vida, algo como un inmenso amor enfurecido se ha alzado por encima de los inconformismos a medias, a la torre de mando de las tecnocracias, en la fría soberbia de los planes históricos, de las dialécticas esclerosadas. No es el momento de explicar o de calificar esta rebelión contra todos los esquemas prefijados; su sola existencia, aquí y en tantos otros países del mundo, la forma incontenible en que se manifiestan, bastan y sobren como prueba de su validez y su verdad. Nada piden los estudiantes que no sea de alguna manera una nueva definición del hombre y la sociedad; y lo piden en la única forma en que es posible pedirlo en este momento, sin reivindicaciones parciales, sin nuevos esquemas que pretendan sustituir a los vigentes. Lo piden con una entrega total de su persona, con el gesto elemental e incuestionable de salir a la calle y gritar contra la maquinaria aplastante de un orden desvitalizado y anacrónico. Los estudiantes están haciendo el amor con el único mundo que aman y que los ama; su rebelión es el brazo primordial, el encuentro en lo más alto de las pulsiones vitales.En el pabellón de la Argentina, ¿Como no iba a manifestarse ese salto hacia una realidad auténtica cuando bajo su techo se venía reiterando la injusticia, la discriminación, la estafa moral que no era más que el reflejo de lo que sucede allá en la patria, allá en los países de América Latina? Tomar esa residencia ha significado para los estudiantes entrar escoba en mano en una casa sucia para limpiarle el polvo de mucha ignominia, de mucha hipocresía. Pero, en el fondo esto es sólo un episodio dentro de un contexto infinitamente más rico, que no se engañen los que quieran ver en ese gesto una mera oposición política en el plano nacional. Detrás de la ocupación de lo que es propio hay una conciencia que va mucho más allá de perímetro de una residencia universitaria; simbólicamente, poéticamente, estos muchachos han tomado a la Argentina entera para devolverla a su verdad tanto tiempo falseada; y decir eso es decir también América Latina, es sentir a través de este impulso y esta definición toda la angustia de un continente traicionado desde dentro y desde fuera. Cómo no comprender, entonces, el sentido más profundo que tiene hoy aquí, entre nosotros, la evocación del ejemplo vivo del Che, cómo no comprender que lo sintamos tan cerca de los jóvenes que se baten en la calles y dialogan en los anfiteatros. Pero, esto no es un homenaje labial; no hemos de recaer una vez más en los esquemas del respeto solemne, de las conmemoraciones a base de palmas y oratoria. Para el Che sólo podía y sólo puede haber un homenaje; el de alzarse como lo hizo él contra la alienación del hombre, contra su colonización física y moral. Todos los estudiantes del mundo que luchan en este mismo momento son de alguna manera el Che. No siempre hacen falta cirujanos para transplantar un corazón en otro cuerpo; el suyo está latiendo en cada estudiante que libra este combate por una vida más digna y hermosa."


Mis deseos son la realidad (Nanterre)

Es el tiempo de arrase, la batida
contra el falso Museo de la Especie
aquí están las noticias
Mayo 68 Mayo 68
el poema del día la efímera bengala la recurrente
ardiendo en Francia y Alemania
en Río en Buenos Aires en Lima y en Santiago
los estudiantes al asalto
en Praga y en Milán en Zurich y en Marsella
los estudiantes llenos de palomas de pólvora
los estudiantes que alzan con sus manos desnudas
los pavimentos de cemento y estadística
para apedrear la Gran Costumbre
y en la ordenada cibernética
abrir de par en par ventanas como senos.