martes, julio 01, 2008

318. SUFRIENDO PERO AL FIN LIBRES


Fue una larga espera, de 20 partidos, de sufrimientos exagerados, de desiluciones, de aceptarlo todo... pero ese viaje a Avellaneda, la multitud que rondaba por las calles, la que teñía de celeste y blanco el estadio bajo el sol del invierno, la camaradería que provoca un transitorio encuentro y que luego se diluye para siempre, apenas se abren las puertas de salida y todos salimos disparados para nuestros lugares habituales.

Hay mucho de irracional en todo esto, pero al mismo tiempo, de necesaria carga irracional, porque no hay motivos verdaderos para asignarle la importancia que en los hechos uno le asigna.

Estábamos muertos, parecíamos muertos, pero hemos resucitado después de los tres partidos de horror (Colón, Belgrano, Belgrano)... y eso nos transforma en inmortales. Al menor por un tiempo. O para siempre.

Y fue un placer compartirlo con Jorge y con Carlos, como en otros momentos (con la gauchada de Héctor que nos consiguió la entrada necesaria).

317. DIAS DE GLORIA


Origen: Argelia, Francia, Marruecos, Bélgica – Duración: 128 minutos – Año: 2006 - Director: Rachid Bouchareb. Guión: Olivier Lorelle. Jamel Debbouze: Saïd. Samy Naceri:Yassir. Roschdy Zem: Messaoud. Sami Bouajila: Abdelkader. Bernard Blancan:Martinez. Mathieu Simonet: Leroux. Benoît Giros: Capitán Durieux. Mélanie Laurent: Chica del pueblo en Les Vosgues Antoine Chappey: El Corone. Assaad Bouab: Larbi.


La historia de los soldados nativos de las colonias francesas africanas que salen de las miserables aldeas - en donde son nadie - para sumarse a una gesta nacional a la que son ajenos y que deben padecer la discriminación permanente porque - a pesar del esfuerzo - siguen siendo los "indígenas", los propios del lugar (que no es la Madre Patria) revela todos los sinsentidos de la guerra. el temor, los interrogantes, las miserias, las injusticias, los olvidos van pasando uno a uno a través de la marcha que, sobre el final de la segunda guerra mundial, conduce a los voluntarios a vencer a los alemanes.

Casi no tiene sentido estar allí. No hay motivos seguros y, sin embargo, están imaginando un futuro imposible, aunque la llegada a Alsacia los sorprenda con una muerte gloriosa pero solitaria. Demasiados interrogantes como para entender lo que representó en algún momento ese esfuerzo sobrehumano por entender los relatos y tratar de ser fieles a las consignas.

Hasta ese heroico gesto de Said - en mas pícaro de todos - que ha insultado a su jefe y le ha deseado la muerte, pero que ante la entrada de los alemanes va a buscarlo para morir con él, tiene un sentido ético que lo convierte en épico.

Morir por otros, por la historia y el destino de otros. Casi kantiano. Porque sobran promesas pero desaparecen las realidades. Y sólo un deber propio, interior, autónomo los guía y los mueve...

316. VIERNES

No me digas que es verdad. No me despiertes. Quiero seguir jugando el juego del sueño y la vigilia. Quiero recuperar la duda cartesiana y no saber si estando dormido, creo que estar despierto, o estando despierto supongo que estoy dormido. O las contradicciones de Segismundo que no sabe si está en el palacio o en la prisión. O la irrupción del genio maligno. O la inquietante interpretación de los Espíritus que cambian las realidades de Cervantes en el cruce entre Sancho y Quijote.
No lo sé. No quiero saberlo. Tampoco quiero que tu me digas nada, porque eres parte de mi sueño. Y es bueno saber que es viernes, que la tarde - como el día - está fría y neblinosa, que la casa está vacía, que hay mucho por hacer y que el tiempo se vuelve torbellino entre las manos.
No me digas a qué mundo pertenece esta locura. Si sobrevivo a tanta historia es porque hay algo de inmortal en todo esto.
No sé en qué lugar de mi sueño, de mi memoria, de mi vida ha quedado cierta tarde de junio, cierto viernes de junio, ciertos recónditos lugares, ciertos detalles, ciertos gestos, multitud de acometidas y todas las certezas. No lo sé. Pero por favor, no me llames, no me llamen para despertarme o para decirme que de duerma. Es demasiado pronto, es demasiado tarde.