martes, noviembre 27, 2007

224. HUMANA PRODUCCION DEL CONOCIMIENTO

Los científicos, los académicos, los productores de ideas necesitan incentivos y reconocimientos, pero esto no so inmediatos, no son justos, no llegan siempre a tiempo y no representan un camino sencillo. En general los reconocimientos tienden a acumularse y la falta de reconocimiento a autoreforzarse negativamente. El rango y la autoridad se adquieren por realizaciones pasadas y se adscriben a las personas por tiempo indeterminado. Los juicios acerca de los aportes de los científicos también resultan sesgados por estos factores. Los que están etiqueteados como autoridades suelen recibir juicios sesgados favorables, ya sea por el temor a enfrentarse a ellos, el sentido de inferioridad u otras razones. MERTON menciona tres efectos quie expresan estas ideas :
01. "El fenómeno del sillón 41": sólo 40 personas pueden formar parte de la Academia francesa y por tanto hay muchas personas que independientemente de sus méritos nunca accederán a ese puesto.
02. "Efecto trinquete": cuando los científicos ya han alcanzado un grado determinado de reconocimiento y recompensas ya no van a caer por debajo de ese nivel, aunque los jóvenes los aventajen. Como se suele decir, un Premio Nobel siempre será un Premio Nobel.
03. "Efecto Mateo". Este nombre se debe a un pasaje del Evangelio según Mateo que indica "pues al que tenga se le dará, y tendrá abundancia; pero al que no tenga se le quitará hasta lo poco que tenga". El efecto Mateo se muestra en los siguientes ejemplos: acumulación de recompensas en personas distinguidas y negación de éstas a los emergentes; en la diferencia en la distribución y acceso a recursos, donde personas y centros con más prestigio logran mejores dividendos y también se aprecia en las comunicaciones científicas donde son más "visibles" las contribuciones de los que ya tienen una reputación alcanzada: los científicos tienden a prestar atención a los nombres ya conocidos.
La práctica del científico debería ser medida por el reconocimiento de sus iguales, en función de la importancia de las contribuciones para la evolución del conocimiento, al margen de otras consideraciones. Sin embargo, "Esta idealización que es parcialmente correcta, se degrada, como veremos en la práctica cientificista, reduciéndose a una simple aceptación por parte de la comunidad de los trabajos científicos a través de su publicación. De esta forma una investigación con aplicaciones potenciales importantes no será valorada adecuadamente, mientras que dos trabajos igualmente publicados serán valorizados en forma semejante aunque representen aportes bien diferenciados para el desarrollo del conocimiento". En este camino la publicación deja de ser un medio para convertirse en un fin en si mismo y los juicios sociales sobre el conocimiento se degradan en estadísticas sobre el número de artículos, de citaciones, etc. Las revistas y los artículos han crecido más que los científicos y el afán de publicar ha generado un publicacionismo insensato. De hecho la propia comunidad científica manifiesta su desinterés por buena parte de las publicaciones: según el Institute for Scientific Information el 50 % de los trabajos publicados jamás son citados.
NUÑEZ JOVER : LA CIENCIA Y LA TECNOLOGIA COMO PROCESOS SOCIALES. (OEI)