martes, septiembre 04, 2007

172. REAL + HIPER - REAL

Jean Baudrillard describe la hiperrealidad como “la condición en la cual la realidad ha perdido su referente, y los modelos, simulaciones o discursos se han convertido en más reales que la realidad misma” esto se ha identificado como una característica del desarrollo del capitalismo tardío y de la era postmoderna. En general el término se encuentra asociado con la concreción física de una simulación, ya sea referida a una fantasía, o, otra realidad. Es también un tipo de relación objeto-sujeto en el cual se ve involucrada la satisfacción del individuo, así como su credibilidad con respecto al objeto. La hiperrealidad se halla en la frontera entre la realidad y la ficción y, por lo tanto, lleva a la condición entre ambas realidades. Una de las características de la hiperrealidad es que el individuo o la sociedad terminan por aceptar dicho objeto o espacio como una realidad, y se borran las fronteras con lo imaginario.
Los shopping – una expresión clave de la postmodernidad - crean una atmósfera fantástica al conformar en su interior una serie de simulaciones, en donde todo se reduce a un conjunto de temas con los cuales la persona se siente más cómoda que en un contexto real. Se trata de espacios en donde el escenario ha sido meticulosamente arreglado para promover el consumo. En este caso, el consumo no se refiere únicamente a mercancías, es un consumo en todos los sentidos que involucra objetos, sentimientos (emocionales), tiempos, lugares, ilusiones, ideología. Uno no solo compra productos, sino bienestar, identificación, reconocimiento, seguridad, confort, ausencia de molestias, clase social. En el interior todo está controlado (una esfera de espacio cerrado sometido a las leyes mas rfefinadas de la sociedad de control): los mensajes transmitidos, las imágenes vistas, los sonidos escuchados, los olores, los sabores e incluso hay una preocupación por parte de los diseñadores por lo táctil. Que en el ámbito externo, también lo mismo sucede dentro de una óptica cultural de perspectivas. El diseño es un elemento básico para apoyar la construcción de una simulación. Cuanto mejor se pueda controlar todos los elementos del interior, más fácil será crear sensaciones. Un entorno cerrado aislado del espacio geográfico que los rodea (del mundo real, de la barbarie, la inseguridad, las variaciones del clima o del día, el transito y el paso descontrolado de la gente) facilita la presentación de un mundo diferente del que el visitante ha dejado afuera. Se provoca la pérdida del referente de su vida cotidiana mientras está en ese lugar, y eso permite que provisoriamente la olvide. El encierro es también una forma de establecer nuevas reglas, pues queda implícita la separación que hay con la de afuera y sus espacios. Son espacios que se cierran sobre sí mismos y que no interactúan con el medio urbano: encierran, no dialogan, protegen no comunican.
Cabe preguntarse con respecto a estos fenómenos que se naturalizan y se convierten en necesarios si hay posibilidad ontológica de descubrimiento del otro, o el otro se nos oculta en el brillo de una realidad que se desarma detrás de la hiperrealidad que se construye; si hay algún control social que articule esta variedad de mundo en que vivimos; si hay una ética que salte de la fundamentación del mundo real a la discusión y fundamentación de estos mundos que nos devienen de la imaginación compartida o de nuestra propia imaginación frente a una proyección de imágenes y sonidos con un generoso respaldo tecnológico o una computadora que nos deposita en cualquier mundo y a lado de cualquier persona que nunca conoceremos y de los no tenemos certeza alguna.

171. LO SAGRADO Y LO PROFANO

Busco material para cerrar un trabajo. Solo algunas nociones fundamentales de lo sagrado y de lo profano... y aparece la letra de esta canción (?Chenoa?) Curioso como el trabajo y las demandas me conducen a otros mundos. Y siempre estás allí.

Mírame, como soy por ti muriendo,
solo Mírame, cada parte de mi cuerpo es tuyo
Siénteme y comprueba que enloqueces cada poro,
cada gota de sudor cuando me tocas
Mátame, con esa mirada loca,
solo mátame, que revivo por tu boca,
solo súbeme a la cima de tu cielo
a la cumbre de tu cuerpo y al final de mi deseo
Y no me importa si esta bien o esta mal
porque tu eres hoy mi tabla en el mar
no vivo sin tus ojos que son fuego
y soy adicta a cada paso que das
Profano o sagrado este amor desenfrenado
es delirio y arrebato que enloquece y causa estragos
profano o sagrado este amor esclavo y amo
es eterno y complicado
es prohibido y condenado
Lánzame, al abismo de tus besos,
solo Lánzame, volare por tu muy alto y lejos
rétame y sabrás que una palabra bastará para ganarme
y sobrará para entregarme
Llévame, como un rayo hasta tus brazos,
sólo Llévame, y corrómpeme despacio, sólo
Quiéreme, que me rindo a tus encantos
me someto a tus caricias y alucino con tus labios
Y no me importa si esta bien o esta mal
porque tu eres hoy mi tabla en el mar
no vivo sin tus ojos que son fuego
y soy adicta a cada paso que das
Profano o sagrado este amor desenfrenado
es delirio y arrebato que enloquece y causa estragos
profano o sagrado este amor esclavo y amo
es eterno y complicado es prohibido y condenado

170. LA VIDA DE LOS OTROS + QUIENES SON LOS BUENOS

La película alemana "La vida de los otros" tiene muchas lecturas, pero quisiera destacar dos:
(01) el juego de las miradas que se ocupa de quitarle libertad a la vida de los otros, restarle posibilidad de intimidad o, en el sentido político (de la vigilancia universal) quitarle la posibilidad de ejercer la libertad: si el otro me mira no puedo construirme libremente ya que hay alguien que sabe de mi, alguien que sin querer anticipa o certifica lo que voy haciendo. Cuando esta mirada obedece a un programa de investigación que el régimen considera esencial para poder sobrevivir con todo el poder, las libertades se agotan. Vivir observado, sin saber que uno es observado, sin sospecharlo, creyendo que tiene sobrados méritos para poder autogobernarse, respondiendo a las exigencias de ese mismo sistema.
(02) Pero hay además un interrogante ético que se va construyendo y que de maner admirable florece en las últimas escenas de la película. A veces, en la vida, nos salvamos o no, según la versión que de nosotros saben dar algunos. ¿Quiénes son los buenos? Los observados o el observador. ¿Quienes militan por la libertad en contra del régimen, quienes de alguna manera se prostituyen y venden algo de sí mismo (cuerpo, palabra, pensamient) o quien es un declarado y oscuro funcionario del régimen? Allí están las últimas escenas para discutirlo: porque la fidelidad a alguien con el que - definitiva - jamás se encontrará tiene mucho del "deber ser" que corre todas las barreras. Esa dedicatoria final del libro, que el observador universal reconocer al abrir la obra en la librería es toda una declaración de principios éticos. En suma: nunca sabemos si somos nosotros o es otro el bueno de la película o el bueno de la vida.

169. EL QUESO Y LOS GUSANOS + INQUISICION

El queso y los gusanos CARLO GINZBURG cuenta la historia de un molinero friuliano, Domenico Scandella, alias "Menocchio", que es condenado a la hoguera de la Inquisición a fines del siglo XVI por sus ideas avanzadas acerca de la religión y de la libertad. En esta narración aparecen varios niveles superpuestos para describir lo que parece imposible: una cosmovisión que no se puede construir a partir de documentos oficiales, sino de testimonios vagos y fuentes inciertas. Eso es quizás lo que obliga al artificio y a la erudición, a llenar las lagunas de una historia que no tiene narrador oficial. La empresa de Ginzburg representa riesgos metodológicos que son compensados por su intensidad literaria. El hilo que une las investigaciones de Ginzburg parece ser la intuición, una intuición que une hilos invisibles y que ha llamado "el paradigma indiciario": muchos indicios, pocas certezas, casi todo olfato. El mismo habla de su método: Enseñar a descifrar indicios no es fácil. Hace falta partir de un caso, analizarlo y decir: "Yo lo hice así, pero sepan que no me voy a encontrar con un caso exactamente igual a este". Creo que aquí no hay recetas. Sobre todo, no existen recetas sobre el modo de pasar de lo micro a lo macro, de un caso específico a la generalización. Estoy convencido de que el tema fundamental de la microhistoria es la generalización. Parece una paradoja, pero no lo es. Naturalmente, se trata de arribar a una generalización un poco más compleja de las corrientes. Para aprender a hacer esto es necesario desarrollar un talento analógico. Creo que en nuestro modo de estar en el mundo, la analogía tiene una importancia fundamental. Si no tuviéramos capacidad analógica, no sobreviríamos ni siquiera un minuto. (Pablo Rodríguez. La Nación. Agosto 2007)
En otros tiempos era lícito acusar, a quienes historiaban el pasado, de consignar únicamente las "gestas de los reyes". Hoy día ya no lo es, pues cada vez se investiga más sobre lo que ellos callaron, expurgaron o simplemente ignoraron. El queso y los gusanos narra la historia del molinero friulano Domenico Scandella, conocido como Menocchio, que murió en la hoguera por orden del Santo oficio a finales del siglo XVI. Mediante los expedientes del proceso inquisitorial y de otros documentos que dan cuenta de sus actividades económicas y otros aspectos de su vida, Ginzburg reconstruye un fragmento de la llamada "cultura popular" o "cultura de las clases subalternas", condenada al ostracismo por quienes sostienen que la reintegración de las clases subalternas en la historia sólo es posible a través de la demografía y la socilogía. Así, el caso de Menocchio se erige, por su singularidad, en símbolo de su tiempo y en una especie de eslabón perdido de un mundo oscuro, difícilmente asimilable al presente, pero del que, de alguna manera, somos deudores.
El queso y los gusanos es un volumen en el que el objeto explícito de análisis es un individuo, o mejor, nos hallamos ante un libro en el que su autor lleva a cabo la biografía parcial y posible de un sujeto marginal, basándose para ello en una serie de informaciones incompletas, fragmentarias o menores que proceden de una fuente inquisitorial. Esos datos le permiten narrar una vida y recuperar las ideas que defendió, unas ideas que le enfrentaron al sentido común de su época y al poder de la Iglesia.
Pero El queso y los gusanos es también un libro sobre la lectura. Menocchio dice y lee, Ginzburg lee lo que Menocchio dice ante los inquisidores y lee los libros que éste leyó y finalmente nosotros leemos a Ginzburg y leemos al molinero a partir de lo que dice a los inquisidores. Entre lo dicho y lo leído está la escritura, está por un lado la "escripción", un neologismo que alude al acto de transcribir una voz eliminando parte de la oralidad, y está por otro la narración. Podríamos así admitir que esa "escripción" se aproxima al ordo naturalis, al menos por lo que respeta a la sucesión cronológica, mientras que la escritura de Ginzburg sería el ordo artificialis. Esto es, en los términos de los formalistas rusos por los que él siente tanto aprecio, los hechos de Menocchio contenidos en el proceso son la fábula y la narración del historiador constituye la trama. Es, pues, ese entramado, la disposición de los incidentes que lo componen, aquello que hay que considerar.
¿Cuál es la tarea que Ginzburg se propone? ¿Por qué trabajar con una fuente tan poco fiable? El historiador se plantea rastrear el mundo cultural de las clases populares y es consciente de que este objeto apenas ha dejado huellas en el pasado. Por esa razón, un único testimonio, por extraordinario, sesgado o dudoso que sea, acaba siendo valiosísimo. Así pues, si de lo que se trata es de interpretar palabras y silencios, de reconstruir sus contextos y sus fuentes, y para ello no cuenta con suficientes documentos, no parece tener otro remedio que la narración conjetural.

168. ¿TE ANIMARIAS A CONTARLES?

Está hablando por teléfono. Ha sonado un llamado corto y luego ha llamado él. Lo veía trabajando en su escritorio, pero se levantó y se vino a la ventana. El clima permite abrir un poco las ventanas. Yo estoy dando vuelta con los textos de Juan Escoto. No me convence la edición latina: creo que los alumnos tendrán dificultades para traducirla y prefiero decidirme por una edición traducida. Levanto nuevamente la vista, por sobre los anteojos y veo que se ha acomodado en un sillón contra la ventana. No lo veo más: vuelvo a mis textos. Naturaleza que no es creada y que crea. Teofanía. Theosis. Teia telémata... Selecciono, marco. Ha oscurecido... y ahora casi no se ve porque el departamento no ha encendido aun las luces. Lo escucho. Se ríe y responde al diálogo que llega desde el otro lado: ¿A que no te animás a contarle lo que nos pasa? ¿Raro, no? ¿Que te dirían? ¿Es imposible acaso? Escucha y se vuelve a reir. No me convence el texto: es demasiado largo y demasiado denso. Naturaleza que es creada y crea: deberé hacerles el cuadro para acompañar la memoria: Dios, las ideas ejemplares, entes individuales y sensibles, Dios a quien retornan todas las cosas... Vuelve a reirse: ¿Cuál sería la reacción? ¿No te lo creerían, no? No, no me pidas que yo haga lo mismo. Yo estoy bien así... pero vos parecés no poder contenerte: me llamaste hace un rato para decirme todo lo que sentís y para que te repita todo lo que te amo... Calla, nuevamente. Se levanta. Mira la pantalla de su monitor que es la única luz de la sala... Yo vuelvo a mi Escoto: ¿lo habrán matado a estiletazos sus alumnos? Dice algo que no alcanzo a escuchar. Saluda. Corta. La magia se pierde y yo me refugio nuevamente en el siglo IX, en algún lugar de Francia, entre textos medievales y luchas por encorsetar un pensamiento que hace piruetas para escapar. En algún lugar ha sonado el teléfono. ¿Se habrá animado, la morocha?

167. MONASTERIOS MEDIEVALES Y EL VIAJE

Podría relatar cada detalle del viaje. El viaje de ida y el viaje de vuelta. Sobre todo ese medir en kilómetros ciertos gestos, ciertas acciones, ciertas intervenciones. Pero sabemos, ambos lo sabemos que hay ya varios viajes que forman parte del mismo periplo. En diciembre del 2006, en junio, en agosto. Y otro, menos turbulentos, pero viajes, al fin. Ambos lo sabemos. Podría hablar de los monasterios medievales, recorrido por viajes tambien... pero prefiero dejar el lugar para este poema que merece una presencia en este lugar, para volver de tarde en tarde a asomarse en él:
Nos desnudamos tanto
hasta perder el sexo
debajo de la cama,
nos desnudamos tanto
que las moscas juraban
que habíamos muerto.
Te desnudé por dentro,
te desquicié tan hondo
que se extravió mi orgasmo.
Nos desnudamos tanto
que olíamos a quemado,
que cien veces la lava v
volvió para escondernos.
Me hiciste tanto daño
con tu boca,tus dedos,
me hacías saltar tan alto
que yo era tu estandarte
aunque no hubiera viento.
Me desnudaste tanto
que pronuncie mi nombre
y me dolió la lengua,
los años me dolieron.
Nos desnudamos tanto
que los dioses temblaron,
que cien veces mandaron
las lavas a escondernos.
Te frotabas tan rápido los senos
que dos veces caí en sus remolinos,
movías el culo lento,
en alto,para arrearme
a su negra emboscada,
su mediodía perenne.
Abrías tanto su historia,
gritaba su naufragio.
Nos denudamos tanto
que no nos conocíamos,
que los dioses mandaron
la lava a reinventarnos.
Te desmentí de cabo
a rabo devolviéndote a
tus primeros actos,
te escudriñé profundo
hasta escuchar la historia
amarga de tu cuerpo,
pues sólo el amor sabe
cómo llegar tan hondo
sin molestar la sangre.
Esa noche la lava mudó
su paisaje en piedra.
Tú y yo fuimos lo único
que se murió de veras.
Fabio Morabito
CUARTETO DE ALEJANDRIA

166. AUSENCIA

Me pesa que no estés. Me pesa demasiado. Finalmente se produjo lo que alguna vez imaginamos. Breve, tal vez, pero cierto. Estamos inhabilitados. Solo podemos vivir en la normalidad, en el duro (¿para nosotros?) paso de los trabajos y los días. Cuando sobreviene el descanso o la enfermedad, el viaje o los recesos nos quedamos sin posibilidades. Deambulamos huérfanos a la búsquedad de un recuerdo. Y hay muchos, demasiado. ¿Por qué será que esos recuerdo no me bastan en esta mañana húmeda de setiembre y que te quiero aqui, como tantos otros días? Relación asimétrica, te dije. No puedo ubicarte, no puedo llamarte, estoy a tu merced y debo esperarte. Y sin embargo, nos reímos. Porque la risa cura todos nuestros juegos de ideas, de palabras, de atrevimientos, de anticipación. Es un paquetito, me dirás. Y yo me defenderé, seguramente. Pero no me basta, como no logré acallar los deseos en la noche del domingo o la necesidad de decirte varias cosas en la tarde de este martes. Es el libro de los record: 150 kilómetros de regreso y 100 kilómetros de ida: y siempre en el mismo lugar, en el origen del mundo... Y a vos te bastaron 25 miserables kilómetros para producir el efecto... Y volvemos a reir. Pero quiero tenerte. Y no estás. O estás en el lugar que ambos sabemos, metida entre otra gente, pensando cosas similares y sabiendo que sobra pasado ya, ysobrevuela el futuro. Y entonces, cierro los ojos y te pienso entre mis brazos. Y vos, cerrás los tuyos y te imaginas entre los míos. Y me basta.