miércoles, abril 02, 2008

289. HIJOS CON VIDA PROPIA


Los hijos - cuesta entenderlo - son hijos nuestros, pero sobre todo hijos de la vida, pueden responder a nuestros ideales, pero en definitiva obedecerán a su propio mandato interior. Esa puja entre lo que como padres deseamos e imaginamos y lo que los hijos deciden debe desembocar en una necesaria muerte, para que resucite el proyecto autónomo del hijo que toma vuelo propio y se vuelve adulto.

La película suiza VITUS (2007) que tiene como eje la vida de un niño prodigio con condiciones excepcionales para la música, pero también para los restantes conocimientos, muestra este recorrido. Ante el niño prodigio los padres (especialmente la madre) convierten su propia vida en un cultivo interesado del propio hijo, sin llegar a comprenderlo en profundidad. Tarde o temprano las conductas extrañas que acompañan a la genialidad llevarán al conflicto... y el niño comenzará a crecer pero se las arreglará - en complicidad con su abuelo que muestra otra visión del nieto y de la vida - para fingir la "perdida de sus condiciones geniales" y armar su propio recorrido autónomo. Parece decir: "yo quiero ser lo que ustedes quieren que sea... pero quiero serlo cuando y como yo quiero. Si soy genial para la música y los conocimientos... ¿por qué no puedo serlo para armar mi propia vida?"

Cuando Vitus lo decide, hace un uso extraordinario de sus propias capacidades, conserva, recupera y potencia sus condiciones para la música y se convierte en el salvador de la familia. En realidad el vuelo propio y la autonomía cuestan más, pero representan los auténticos crecimientos de los que los padres debemos disfrutar (aunque ya no tengamos forma de controlarlos).