lunes, junio 18, 2007

123. MANIFIESTO

Derecho a la revancha. Derecho a una nueva oportunidad. Derecho al ejercicio de la felicidad. Derecho al placer. Derecho a otra mirada sobre uno mismo y sobre los otros. Derecho a otro tipo de intimidad. Derecho a los propios proyectos y a los proyectos compartidos. Derecho a comenzar de nuevo. Derecho a amar de una manera diferente, única. Derecho a la ansiedad. Derecho a la espera. Derecho a la nostalgia. Derecho a las ganas de estar. Derecho a la palabra. Derecho a la mirada. Derecho al ejercicio de la piel. Derecho a los contrastes. Derecho a la complementación. Derecho a la inteligenciA. Derecho a disfrutar juntos y a disfrutarnos. Derecho a las alabanzas. Derecho a los elogios. Derecho a decirte lo que me gusta de vos. Derecho a que me digas o me recuerdes lo que te gusta de mi. Derecho a las buenas cosas de la vida. Derecho al para siempre. Derecho al hasta aquí llegamos. Derecho al pasado. Derecho al generoso gasto del presente. Derecho a un futuro mas imaginado que real. Derecho a lo imprevisible. Derecho a un 21 o a un 24 de mayo. Derecho a ciertos viajes y ciertos regresos. Derecho a las propuestas. Derechos a los atrevimientos. Derecho a nuevos tipos de relaciones. Derecho a contarlo todo. Derecho a no hablar. Derecho a vivir. Derecho a organizar la vida. Derecho a postergar la muerte. Derecho a tenerte en ciertas horas de ciertos días. Derecho tambien a las noches y a las vacaciones. Derecho a saber de nosotros. Derechos a abrir todas las puertas. Derechos a dejar entrar a quienes queremos. Derecho a transformar el uso de los lugares. Derecho a convertir un escritorio en un paraíso. Derecho a soñar, a seguir soñando, a no renunciar a soñar. Derecho a no hiopotecar la vida como si se tratara de cuotas hasta el final. Derecho a escapar. Derecho a desaparecer. Derecho a mentir. Derecho a decir la verdad. Derecho a renunciar a las culpas. Derecho a las palabras atrevidas. Derecho a saber todo lo que piensas. Derecho a ocupar el territorio, a demarcar el territorio, a defender el territorio. Derecho a perdir perdón. Derecho a sentirnos mal con la sana intención de sentirnos bien. Derecho a la risa, a la sonrisa, a la complicidad. Derecho a tu mirada. Derecho a no dejarte dormir, no esta noche precisamente. Derecho a mi voz y a tu voz. Derecho a las llamadas. Derecho a las respuestas. Derecho a pesar que todo puede ser diferente. Derecho a imaginarnos juntos. Derecho a tener, a enumerar, a ejercer, a proclamar, a poner en práctica todos los derechos... Y fuerza para cumplir con todos los deberes que conllevan.

122. DEJA VU + RECUPERAR EL PASADO Y EL PANOPTICO ABSOLUTO

Mas allá de los valores o de las críticas a la película, me interesa destacar - después de haberla disfrutado y encontrar interesantes propuestas innovadoras - dos cuestiones:
(01) la posibilidad de recuperar el pasado desde el presente, desde el conocimiento de lo que produce el pasado en el presente. Aunque los artificios ronden lo in-verosímil sostenido por referencias a lo verosímil (física cuantica), para la experiencia personal, para cada uno de nosotros es intersante imaginar la posibilidad de modificar el pasado para poder disfrutar en otro sentido el presente. Sobre todo, un pasado que elimina los riesgos (el protagonista del presente seguirá siéndolo) y se hace cargo de los beneficios. Ese anticipo propio del DEJA VU no es mas ese juego entre presente y pasado que mencionamos.
(02) pero hay otra observación para hacer a propósito de los avances tecnológicos. Sabemos que somos objetos de miradas universalmente panópticas: las imágenes satelitales no sólo identifican el país, la provincia, la ciudad, nuestra casa, sino que pueden identificar los movimientos de las personas. Aquí la vuelta de tuerca es fundamental. El programa que se pone en actividad para des-cubrir el pasado y regresarlo (aunque no se puede volver sobre él) permite ingresar en las viviendas, en las habitaciones, en las conversaciones, en todas las formas de intimidad. Hay una destrucción de las barreras espaciales: todo es transparente. La modernidad imaginó la mirada universal: el mirar y hacer sentir la mirada sobre uno para que, cuando la mirada desapareciera, el sujeto se siga sintiendo observado. Pero la actualidad instala otra práctica: no hay intimidad, no hay refugio, nada de mi queda al margen de alguna mirada presente o futura (por el regreso al pasado).
Es cierto que se trata de una película y que la realidad puede ser - todavía - otra: pero cuando suceden casos excepcionales, extraños (delitos, muertes, crímenes, atentados) pareciera que toda la realidad pasada se reconstruye y que muchos elementos tecnológicos nos permiten reconstruir lo que el tiempo se llevó.

121. LOS CAMBIOS DE LOS TIEMPOS

  • En los últimos treinta años, la familia sufrió una revolución. La institución más acosada parece la de la pareja, que sin embargo resiste cuando logra forjar formas más flexibles de convivencia.
  • En una pareja existen riesgos. Y en especial, el riesgo de una crisis. Debemos entender que las parejas de hoy son parejas que van a conocer la crisis. Los que duran, casados o no, son aquellos que han podido sobrellevar su crisis, que son fases normales en la evolución de una pareja, frente a las grandes cuestiones que nos plantea la vida: las felicidades que llegan, las infelicidades, las transformaciones en el status profesional.... Por eso, el verdadero casamiento, el ideal de la pareja, es el re-casamiento.
  • Estar casado hoy, estar en pareja, es ser capaz de renovar un contrato cada día. El verdadero ideal no es "se casaron y tuvieron muchos hijos", sino que es "se casaron y se volvieron a casar, y se volvieron a casar".
  • Hay muchas formas de armar las parejas. Lo que todos tenemos en común es que nosotros sabemos que la responsabilidad de seguir con una vida en común, o de interrumpirla, es una cuestión que pertenece a nuestra conciencia y nos enfrenta con nuestras responsabilidades. Ya no es la sociedad la que puede decir por nosotros si formamos una pareja o no.
  • Creo que todo el mundo está de acuerdo en decir que hace treinta años ha comenzado una gran mutación. Se vio un cambio en todos los indicadores demográficos: la disminución de la fecundidad, el aumento del número de uniones libres, la disminución de casamientos, el incremento de separaciones, el aumento de las familias monoparentales o ensambladas, y todo esto aparecía como una muy poderosa ruptura con respecto a la familia tal como se la había conocido en los años 40 y 50. Los juicios en cuanto a esta transformación fueron bastante opuestos. Una parte de los especialistas consideró que estábamos asistiendo a una crisis de la familia, a una pérdida de valores, bajo el efecto de un individualismo desenfrenado. Otro sector consideró que estos cambios manifestaban un progreso en relación con un modelo tradicional considerado como opresivo para el individuo. Por ende, se interpretaron estos cambios como el efecto de emancipación del individuo. De hecho, pese a estar opuestos en el juicio, ambos estaban de acuerdo en cuanto a identificar el problema en tanto pasaje de la familia al individuo.
  • Entonces, es posible una interpretación diferente de los cambios, basada en la recomposición de las relaciones familiares. Mi hipótesis es que hasta ahora, focalizándonos en el problema del individualismo, no se estableció suficientemente el vínculo entre las transformaciones de la familia y los progresos en la igualdad de los sexos. Todo ocurrió como si la cuestión de la familia y la de las relaciones hombre-mujer fueran cuestiones separadas. Y me parece que, al contrario, están absolutamente vinculadas, y esto se nota cuando se toma un poco de perspectiva para comparar las concepciones de la pareja en los principios de la modernidad y las de hoy.
  • Todos los sistemas de parentesco hacen la diferencia entre los lugares de parentesco masculinos y femeninos. Por ende, el parentesco es uno de los sistemas en el que se organiza la distinción de sexo, de edades y de generaciones. Y por mucho tiempo, nuestras sociedades democráticas han aceptado considerar que las relaciones de sexo podían ser concebidas acorde a un modelo jerárquico. En la concepción clásica de la familia, fundada en el matrimonio, que constituye la pareja como una suerte de unidad —lo que de a dos sólo hace uno—, esta unidad es asegurada por la preeminencia del marido. Pienso que la larga dinámica de la igualdad de sexos fue una reevaluación, un replanteo de esta concepción de la pareja. Cuanto más la mujer fue considerada una igual del hombre, y más ha sido querida como una interlocutora del hombre, ya no se puede imaginar a la pareja como esta unidad, y poco a poco aparece otra concepción, que yo llamo la pareja dúo.
  • Un dúo, como en el tango. Un dúo como en la música. Ya no lo que con dos sólo hace uno, sino lo que con uno y uno hace dos. Pero dos no es la simple suma de uno más uno.
  • Son necesarias dos voces diferentes para cantar, hacen falta dos cuerpos diferentes para bailar, y todo el arte del dúo es lograr brindarle una cierta armonía a esa diferencia. En el nuevo modelo de pareja en tanto dúo, lo que hace el vínculo y la unión es el valor dado a la conversación. No era así en el pasado. Por supuesto, se discutía en una pareja. Pero en el fondo, el marido tenía la última palabra.
IRENE THERY (ANTROPOLOGA) CLARIN. DOMINGO DEL DIARIA DEL PADRE