miércoles, julio 25, 2007

147. EN EL MISMO LUGAR

No importa la geografía, ni los mundos, ni las distancias.
No importa donde estés. Seguimos en la misma sintonía respirando la misma mirada.
Buscamos y buscamos en la piel, en la memoria, en los oídos, en los ojos, en las manos
cada uno de los sellos. Y están. Llenos de vida. Desbordantes.
Y aparecen nitidos los aromas, el color de los cuerpos o el juego de las ideas.
Irrumpen los rituales y las complicidades.
Asoman las promesas y el reencuentro asegurado.
No existe el espacio. No existe el tiempo: conjugamos una ley de la relatividad
que juega con las vidas y las cruza, y las entreteje y las trama y las envuelve.
No hay nada mas.
Solo te espero.
Déjame cuidarte amor,
quiero convertirme en tu cuidado.

146. SOLO, EN LA NADA

Viajamos de Cafayate a Cachi y detuvimos el auto para disfrutar de algunos de los pequeños pueblos que acompañan la infinita ruta 40 que allí es tierra, arena, montañas, soledad y pobreza. Nada. Saco algunas fotos a una de las tantas iglesias antiguas que acompañan la vida de las pocas casas: blancas, cuidadas, erguidas, enormes. Junto a la Iglesia los chicos juegan en el patio de la escuela. Salen de todas las edades y de colores oscuros. Comentan la presencia del auto, de las fotos. Se escucha la voz del maestro que surge desde el interior. Ordena algo que no alcanzo a oir... pero los chicos obedecen. Han terminado su jornada escolar y se disponen a almorzar... Me acerco a la puerta. Seguramente saldrá el maestro y quiero conocerlo. Finalmente aparece Carlos González que me extiende su mano, saluda con condialidad y me invita a entrar y charlamos. No nos veremos mas. No recuerdo el nombre del lugar. Fueron solo minutos... pero me permitió disfrutar de su vida, de la vida de los maestros de estos lugares.De otra mirada de la educación y de la escuela. No es mi vida por cierto pero ilustra lo que nos pasa, lo que decimos en los libros o en las conferencias, lo que proclamamos en las charlas y en las clases. Y pienso en los proyectos de "escribir la docencia" o de apresar en relatos las historias mínimas, las propias historias en suma. Carlos en suma se convierte en un universal, se transforma en la educación de ese lugar. Alguien - kilómetros y paisajes después - me dirá: aquí el maestro y enfermero (o sanitarista) son las personas mas apreciadas. Puede ser. Carlos es todos los maestros rurales. Y allí su historia.
01. Maestro de grado único, con alumnos de Jardín o inicial, de primer ciclo, de segundo ciclo y de tercer ciclo... todo en un mismo salón. Curiosa y creativa metodología que le permite dar el mismo tema para los diversos grupos con creciente complejidad y asignación de ejercicios. Al mismo tiempo que ordena en otro pizarrón a los del primer ciclo y vigila a los del jardín. Se da maña aunque no dispone de recursos ni para él ni para sus alumnos.
02. Presente y futuro de los chicos para quienes no hay futuro por cierto y seguramente no hay presente: "no tienen futuro. Serán cuidadores de cabras o de ovejas. Estarán para siempre allí. Se equivocan cuando nos piden que los preparemos para la universidad: necesitan trabajar, ser útiles porque ni siquiera tienen la cultura del esfuerzo". La educación no parece significar una promesa de salvación para sus vidas.
03. La vida de los maestros rurales: "Mi vida es un desastre!" me dice, mientras me cuenta en pocos minutos como ha ido de escuela en escuela armando proyectos de vida, familia, hijos...Me fui de mi ciudad natal y dejé a mi mujer con dos hijos. Hace 20 años que no regreso - definitivamente - a ese lugar. Como ella no quiso acompañarme fui armando otras parejas con sus hijos... y asi sucesivamente. Cuando nos encontramos - en las reuniones - con los otros maestros rurales descubrimos que todos tenemos historias parecidas... No han quitado de nuestro lugar y hemos terminado por desarmar nuestra propia vida..."
04. Con quienes me acompañan visitamos el humilde comedor, antes de proseguir el viaje. Los chicos nos miran asombrados y no pueden volver a sentarse. Los saludamos y ellos responden a coro. Les pedimos que sigan comiendo pero no pueden imaginarnos. Es demasiado. Pienso en mis clases, en mis charlas, en mis teorías sobre la escuela.
¿Equidad? ¿Excluidos? ¿Nueva Ley de educación? ¿Material Didáctico? ¿Pedagogía crítica?... Las voces se van con la mañana plena de sol... con el viento, la tierra, la nada. Partimos junto a la Iglesia que se desdibuja muere la imagen de la escuela. Es la tesis, pienso. Y al mismo tiempo me transformo en nadie.