domingo, marzo 09, 2008

279. HISTORIA

“Una historia, cualquiera, se desvanece, pero la vida que ha sido rozada por esa historia queda por toda la eternidad. El recuerdo se borra, pero queda otra cosa en su lugar. La tierra toma formas eternas, mientras que el agua se adapta a la fugacidad de todas las cosas, transcurriendo sobre ellas. No se pierde en los repliegues de la multiplicidad sino que toma de ellos una cualidad de infinito que la vuelve perfecta e inmodificable. En cuanto al aire, es un destino de las cosas y las vidas; cuando sólo el recuerdo se aferra a los giros de una hoja desprendida, el vacío que ha cavado en el aire intermedio entre los cielos delicadamente superpuestos y la tierra opaca resplandece de pronto, en una eternidad que imita la del silencio y oyen los que tienen el oído muy aguzado. Pero las vidas pasan, y con ellas todo lo demás: civilizaciones, imperios, y hasta la visión y la belleza de los paisajes en su ciclo acuarelado de estaciones. No lo creemos, pero es así. Nunca podemos creerlo, porque nos distrae la irisada contemplación de nuestras propias vidas que se reflejan en otros, en otros innumerables, a veces amados. La ciencia de la Historia ha creado un gran malentendido en ese aspecto. Sucede que, por definición, la Historia no admitirá que es irreal. Y sin embargo deberíamos buscar en la irrealidad su definición. ¿Qué ocurre cuando una vida se desvanece? Quizás otro color desciende sobre el mundo, y se agrega a la gran suma imperfecta y fluctuante. Pero no podemos estar seguros.” CESAR AIRA: UNA NOVELA CHINA

278. EPIFANIA

Tu rostro es epifánico: basta verte, que se asomes, que me mires para que yo sepa lo que te pasa, lo que quieres, lo que dices. Y esta semana - por diversos motivos - ese rostro (antes que las palabras) me dijo que estabas cansada, sin ganas, agotada... y - es lógico - en otro momento que estaba angustiada, vacía, huérfana.
No hace falta que hables: son momentos en que sé que debo salir a tu encuentro para llenar esa epifanía de palabras, de protección, de cuidado.
Pero no es sólo el tuyo, aunque la tarea - en los otros casos - es otra: Cris se revela en cada una de sus intervenciones y antes de que se me presente y me hable, ya su rostro está lleno de mensajes. La epifanía de los rostros es uno de los recursos de las relaciones intersubjetivas, que se cargan de signos para hacerse mas profunda.
¿Como será tu rostro en esta mañana gris de domingo, en que te siento cerca pero estas lejana?