lunes, diciembre 25, 2006

NOTICIA

Quisiera no haberlo descubierto, quisiera no haberlo sabido. Pero está. Ya lo sé. No es agradable y justo en las vísperas de la navidad. A nadie le gusta descubrir cosas que moran en la intimidad de los otros, sus transgresiones, sus traiciones, sus fragilidades. Y de pronto estuvieron allí, en los objetos, en la charla sincera, en la confesión. No hubo agresiones, hubo tristeza, desilución, desorientación. Un no poder y un no saber. Cuesta reconocer que tienen vuelo propio, vida propia y que no son la proyección de lo que uno quiere.
Me golpea aún el "quería que lo supieras" que escuché cuando iniciamos el diálogo. A veces uno pretende mantener la imagen que necesita de las personas, de las vidas, de las cosas... pero la realidad nos despierta.
Y todo el día estuve como procesando esos datos que golpearon en las primeras horas de la mañana. Acostumbrado a encontrarle salida y solución a todos los problemas, esto me ha dejado descolocado y a la espera de algún gesto.
Seguiré confiando y, cuando me serene y procese lo que vivido, trataré de sumarme a la construcción del futuro...

SALUDO

Repetir el ritual de los saludos es una buena excusa
para re-encontrar a los que forman parte de nuestra vida, aunque la habiten
con diversos niveles de intensidad y presencia.

A todos aquellos con lo que comparto día a día tarea y profesión,
a los que generosamente me han regalado su presencia y su tiempo,
a aquellos con los que he compartido una jornada, un encuentro, un curso,
una cátedra, algunas ideas, contadas horas de reflexión, de discusión o de trabajo, comunicaciones virtuales o mensajes varios…
los mejores deseos para estas fiestas de Navidad y Año Nuevo.

La inmensa riqueza de las relaciones humanas
- que nos permiten descubrirnos mutuamente -
nos regale a todos un nueva vida y un año mejor.