miércoles, febrero 28, 2007

067. RUDYARD KIPLING + EL DISCIPULO

"Aquel que tiene un Evangelio
que predicar a la Humanidad
aunque lo sirva plenamente
con el cuerpo, el alma, y la inteligencia,
aunque por él,
todos los días vaya al calvario,
tendrá un Discípulo
que hará vana su labor.


Aquel que tiene un Evangelio
para que el mundo entero lo herede
aunque lo grabe en el acero
aunque lo esculpa en la piedra
para que nadie lo interpreta mal
en los días venideros
tendrá un Discípulo
que lo interpretará de mil maneras.

Es Su Discìpulos
(antes de que Sus huesos se hagan polvo)
quien cambiará los Mandamientos,
dividirá la Fe,
multiplicará los distingos,
racionalizará la Plegaria,
afirmando que el Maestro
hubiera hecho lo mismo.

Es Su Discíoulo
quien nos dirá
lo que el Maestro habría borrado
si viviera todavía,
lo que habría modificado
de lo que en otros tiempos dijo.
Es Su discípulo
quien hará esto y más.

Aquel que tiene un evangelio
por el cual se gana el cielo
(carpintero o camellero
o soñador hijo de Maya)
será atravesado por muchas espadas
que mezclarán Su sangre con hiel;
¡pero de su propio Discípulo
recibirá la herida mas honda!

066. TEXTOS, BUENOS TEXTOS

“Nadie olvida. Ni los verdugos, ni los humillados. Los verdugos, porque apretar una persona es una experiencia límite, feroz, infame, miserable. Y nosotros, las víctimas, tampoco olvidamos”. (Viñas David)
"Es verdad: hay quienes se fastidian aduciendo que es difícil leer a este Viñas. Pero lo que subyace en esta dificultad es una pereza educada a través de la literatura estándar, la novela fast food. No es Viñas el difícil. (Tan difícil, si se compara, como el último Onetti, cuando ya no le importaba.) Son los lectores anestesiados los difíciles. No hay lector más reacio a despabilarse que aquel anestesiado. " (Saccomanno)
A menudo, Viñas ha dicho que los intelectuales comprometidos argentinos se suben al caballo de la historia por la izquierda y se apean por la derecha. (Saccomano).

miércoles, febrero 21, 2007

065. AUTORIDAD Y PODER: OTRA VUELTA DE TUERCA

01. Cuando la autoridad recurre al ejercicio descontrolado del poder, pierde su autoridad (nadie lo reconoce como tal, aunque lo tema y se subordinen) y terminará perdiendo el poder.

02. La autoridad que se sostiene sobre la delegación de la autoridad en otros funcionarios intermedios y se alimenta con la confianza y la comunicación tiende a fortalecerse y a perfeccionarse en su ejercicio.

03. Si la autoridad - que delega en otros autoridad – interviene, en cada caso, para imponer autoridad, destruye la autoridad de sus colaboradores y pone en riesgo su propia autoridad.

04. La fuerza y el valor de la autoridad es inversamente proporcional al nivel de voz que utiliza para dar e imponer órdenes, y a la necesidad constante de repetir las consignas para lograr su cumplimiento.

05. La autoridad debe admitir observaciones y críticas porque no duda de sí; el ejercicio del poder rechaza toda crítica y a los críticos porque teme que sean estrategias para desplazarlo o anularlo.

06. El orden del discurso de la autoridad es distinto del orden del discurso del poder: para convocar, para ordenar, para proponer, para mandar utilizan de manera absolutamente distinta los vocablos y se manejan con otra sintaxis.

07. El poder tiene una duración temporal y finalmente se pierde, porque quien no lo ejerce (de alguna manera) no lo posee. La autoridad se conserva aun cuando ya no se ocupen lugares o jerarquías.

08. Principalmente en la educación los que nos dejan huellas son los que han pasado por nuestra vida con verdadera autoridad. Los que simplemente han ejercido el poder nos dejan marcas y cicatrices de las que frecuentemente nunca nos curamos.

09. Uno puede aprender a ejercer la autoridad y a manejar el poder que comporta su ejercicio. Pero el ejercicio del poder en sí mismo – al margen de la autoridad - es frecuentemente el resultado de intuiciones y determinaciones que no se pueden transferir y que responden a manejos estratégicos de la realidad y de los subordinados.

10. La autoridad admite sus errores y la posibilidad de una corrección. El poder desconoce sus errores, o los tapa, o los justifica, porque todo error es visto e interpretados como una disminución en la cuota de poder.

064. PADRE NUESTRO, O LA PEDAGOGIA BRUTAL

Será, tal vez, que estoy particularmente sensible a este tema. No sensible en el plano de los afectos, sino sensible en el plano de las ideas... pero la película PADRE NUESTRO (2003/ 2004) que recrea la historia de un internado/reformatorio de la decada del 30 en Irlanda (?) presenta con toda crudeza el conflicto de los métodos en el interior de las instituciones religiosas, discusiones que recorriero generosamente los primeros 60 años del siglo XX. La letra y la buena conducta entran con sangre y como los internados no son seres humanos (siempre debe haber una clasificación y des-jerarquización ontológica para legitimar el obrar moral) deben ser castigados, sólo entienden las razones de los palos. La llegada de un profesor o maestro laico (el único en un universo de sacerdotes y Hermanos de las Escuelas Cristianas) que viene de dos pérdidas con sus correspondientes duelos (la muerte de su mujer, ejecutada, y la derrota de la república en la Guerra Civil Española) permite incorporar el despertar de la conciencia en una institución que la ha sabido adormecer en todos sus actores como para tolerar todo y alimentar la morbosidad y el desequilibrio de algunos educadores. No todos son malas personas, pero se convierten en cómplices de lo que sucede. El maestro comenzar a romper esa cadena de violencia con el gesto de convencerlos de que pueden aprender a leer y escribir, que necesitan hacerlo, que pueden estudiar, pueden progresar y salir del círculo de fracasos que los envuelve. Y, luego, será la voz y el gesto que se enfrenta al Hermano que impone una vigilancia alimentada por el castigo feroz, siempre asociado a la religión, a los rezos, a los reclamos de perdón por parte de Dios. Pero sobre todo, el nuevo educador - cuya mirada panóptica se torna vigilante desde la ventana de su habitación, no de los alumnos sino de las prácticas de la educadores - sembrará la conciencia crítica en los mismos alumnos que lentamente sabrán oponerse, criticar y demandar. El mismo maestro se encuentra - porque él lo permite - la resistencia, la duda, la rebeldía por parte de sus alumnos que saben que la realidad que los envuelve no es tan fácil de desarmar y destruir. La "caída del muro" que divide a los dos sectores de internos, es un símbolo de la lucha y del triunfo.
Es fiel al contexto sociohistórico en el que se sitúa pero desnuda una de las situaciones mas crueles que muchas generaciones vivieron, porque la religión dejó de ser - para muchos - una fuente de liberación y de crecimiento para convertirse en un mecanismo de opresión. Apenas pudieron, se liberaron de las ataduras.
Finalmente resulta muy interesante el análisis de los discursos (diálogos, órdenes, advertencias, clases) que atraviesan la película.

jueves, febrero 15, 2007

063. LAS CULTURA DEL CUIDADO

Debemos cuidar del otro o de los otros que están con nosotros, que en mayor o en menor medida con-viven. El cuidado es una cualidad asociada a las otras acciones que lleva adelante la autoridad: corregir con cuidado, advertir con cuidado, observar con cuidado. El cuidado remite a la cultura institucional y comunitaria del amparo, de la protección, del refugio. La palabra cuidar proviene de tres raíces latinas: (1) de curo / curare, que significa cuidar, preocuparse, gobernar, administrar, curar un mal (medicina). Según esta acepción, la autoridad es el que cura y se preocupa por todos, el que cura los males de los miembros de la comunidad, porque el mal de uno afecta a todos. (2) de consulo / consulare que significa deliberar, tomar una decisión, mirar por, consultar, castigar. La autoridad gobierna y, para gobernar, considera dentro de sí (delibera), delibera con otros (consejos, personas sabias, ancianos, experiencia) y a veces interviene para rectificar, porque es el responsable de hacerlo. (3) de incumbo / incumbere que significa apoyarse sobre, inclinarse, colgar, prender, precipitarse, dedicarse y apoyar, estar continuo. Cada uno, cada prójimo se constituye en respaldo y referencia, pero también es el que está junto a los suyos y se dedica a ellos. La cultura del cuidado implica, en suma, preocuparse, gobernar, deliberar y consultar, intervenir y castigar, estar junto, servir de respaldo, dedicarse. Pero para cultivar la cultura del cuidado es necesario crecer en la construcción mutua: quienes son cuidados, deben ver ese cuidado como algo beneficioso, constructivo, que favorece su crecimiento y su fortaleza, porque bien puede pasar que la autoridad pretenda cuidar y que los destinatarios se resistan, la ignoren, desconfíen, menos-precien o la nieguen

domingo, febrero 11, 2007

062. ESPERANZA

"Quizás todos somos refugiados de algo.
Ahora sí no hay nada que temer,
que el mundo al que nos aferramos,
la vida que apreciamos
son sólo una parte del todo, de algo más.
Cuando miro a mis hijos, veo todo más claro.
Una esperanza y posibilidad de vida:
sé que vale la pena luchar por ello".

martes, febrero 06, 2007

061. RECUERDO

"Hoy anduvo la muerte buscando entre mis libros alguna cosa... Hoy por la tarde anduvo, entre papeles, averiguando cómo he sido, cómo ha sido mi vida, cuiánto tiempo perdi, cómo escribía cuando había verduleros que venían de las quintas, cuando tenía dos novias, un lindo jopo, dos pares de zapatos, cuando no había televisión, ese mundo a los pies, violento, imbécil, abrumador, esas novelas canallescas escrita por un loco. Hoy anduvo la muerte entre mis libros bucando mi pasado". ALFREDO ZITARROSA (1971)

domingo, febrero 04, 2007

060. PODER, AUTORIDAD Y EDUCACION

En el plano de los hechos, autoridad y poder se encuentran indisolublemente unidos. Parece una cuestión fáctica que en todo ejercicio de la autoridad se juegue un tipo y una cuota de poder. No pretendemos ignorarlo. Pero lo que queremos desarrollar a propósito del tema autoridad y escuela es desplazar el lugar de los hechos e instalarnos en el plano de las ideas, de lo deseable, de lo posible. Porque en realidad no es una cuestión sustancial u ontológica la unión de autoridad y poder, sino una construcción que podemos desarticular para recuperar con mayor rigor el tema de la autoridad. Y el desarrollo deliberadamente pondrá en el escenario a la autoridad tratándola de despegar – por lo menos en el ámbito educativo – del poder, de los juegos del poder, de su tiranía y de sus arbitrarias imposiciones.
Alguien podrá afirmar – y escuchamos la voz de Foucault cuando interpreta la autoridad del pastor como el “poder pastoral” – que se trata de estrategias: que cuando mas despojamos de poder a la autoridad y la revestimos de todas las virtudes estamos construyendo una forma más refinada y efectiva (micro-política, en suma) de ejercer sutilmente el poder. El poder no se posee, se ejerce, no es una propiedad: es una estrategia. Excepto en los lugares sociales en donde legítimamente se ejerce (prisión), se enmascara, se oculta, se disimula. No negamos esa posibilidad pero preferimos correr el riesgo y jugar en desarrollo de las ideas en la geografía de lo deseable, aun pensando que – en estado puro – ninguna autoridad y ningún ejercicio de la autoridad se puede despegar del poder. Que no se dé, que no encontremos ningún ejemplo, no nos inhabilita la posibilidad de definirla y de imaginarla, aunque se como un ideal que – recuperando cierta metodología kantiana – no nos ofrece una vía ostensiva, sino heurística.
De alguna manera podemos afirmar que la verdadera autoridad en el ámbito de las instituciones educativas es la que puede diferenciarse del ejercicio siempre arbitrario y tendencioso del poder, que la verdadera autoridad purifica el poder, lo subordina y lo adapta a las exigencias de la educación, mientras que el ejercicio del poder como expresión absoluta subordina la educación – en todas su manifestaciones – a sus manifiestos u ocultos intereses.
“En la medida en que la autoridad se asocia con el poder se bastardea, en la medida en que pueda mantenerse distante se purifica”. Pensamos en la autoridad del padre, del maestro, del sacerdote, de quien preside una comunidad y no necesariamente deben asociarse esas presencias y estrategias al manejo del poder que implican otros lugares sociales. Cuando tenemos autoridad el acento está puesto en los otros y nos mueve la pregunta: qué podemos hacer por los demás, porque se trata de un compromiso, de una misión, mientras que cuando ejercemos el poder el eje está puesto en nosotros y en nuestras posibilidades y la pregunta es qué podemos hacer con los otros, porque se trata siempre de una oportunidad para aprovechar y explotar. Los sujetos, los hombres, están antes que el poder, pueden manejar el poder, a diferencia de lo que piensa Foucault que invierte esta lógica afirmando que no son los hombres los que emplean el poder, sino que es el poder, su distribución, sus estrategias, sus dinámicas, el que produce los sujetos; sometiéndolos, pero también haciéndolos capaces de resistirle. Puede ser una posición demasiado formal o kantiana pero no queremos renunciar a este ideal normativo. Porque solamente la presencia de este ideal normativo nos permite proseguir en el intento de educar, sin sufrir sobre nuestra tarea el estigma de su ilegitimidad.