domingo, septiembre 30, 2007

186. UNA POSIBLE RESPUESTA A 183

¿NATIVOS, PEGERINOS O MIGRANTES? El material de Tilcar Lara me siembra interrogantes en esta mañana de domingo, saludables interrogantes, que pueden ayudar a entender los cambios de paradigmas (¿mapas¿) para recorrer los territorios que tenemos.(http://tiscar.com)
Internet nos propone nuevos caminos por los que transitar en nuestro devenir por el mundo. Está asfaltado con nuevos lenguajes y texturas, pero sus rutas no aparecen en los GPS. Cada uno de nosotros hemos de diseñar nuestro recorrido y apoyarnos en las indicaciones de quienes ya pasaron por allí. Las etiquetas, los agregadores, los blogs, los wikis, etc. son muescas en el camino. De nosotros depende contribuir en nuestro recorrido con sólidas piedras o con efímeras migas de pan.
Hay turistas, hay viajantes, hay mercaderes y hay paseantes. Unos se detienen a admirar el paisaje y deciden cambiar de ruta según sus intuiciones. Otros van en puente aéreo y no ven más que nubes. Todos transitamos por estos caminos. Porque todos somos peregrinos digitales, ya sea con más o menos rutas en el tacógrafo.
Ante nuestros teclados, la puerta a un viaje iniciático que hay que aprender a andar solos, sabiendo escoger buenas compañías. Por el camino, otros peregrinos con los que cruzar palabras, reflexiones, risas y lamentos. Con algunos sólo hacemos una parte del trayecto, con otros caminaremos toda la vida. A gran parte de ellos les vemos en los albergues, esas esferas colectivas donde intercambiar impresiones y remedios. Pero la decisión sobre qué camino tomar frente a una bifurcación es una opción solitaria, formada en un criterio que se ha de pulir en la experiencia. Porque la Red también tiene sus semáforos, sus aceras, sus postas, sus cruces de carretera, sus trashumantes y sus bandoleros.Para este viaje sólo necesitamos una mochila ligera pero bien abastecida para disfrutar del camino, desafiar las inclemencias y crecer con las conversaciones. El maestro debe ser un caminante más, alguien que repite trayecto, que nos acompaña y que nos da buenos consejos apoyados en su experiencia.
En una aproximación del currículo posmoderno a la pedagogía crítica de la cultura digital podríamos reflexionar sobre temas como los siguientes:
· La fragmentación. El post como unidad y como fragmento; la descomposición de las partes y la reubicación del todo a través del hiperenlace; la fascinación por el zapping, los widgets mosaico, los digets, los clippings, los planetas, los agregadores, los trackbacks, las conversaciones distribuidas, los memes, etc.
· La intertextualidad. La mezcla y remezcla de géneros y estilos. El “copiaypega”, los “vías” y los “embed” que permiten reutilizar los fragmentos ajenos dentro de los propios discursos para ser reinterpretados en nuevos contextos.
· La crisis de la objetividad y la resignificación de la subjetividad. El valor de la transparencia que se presenta como garantía de los criterios de verdad y que conlleva, en paralelo, la crisis de los modelos clásicos de acreditación del saber experto.
· Las micronarrativas. Los medios sociales permiten la construcción y difusión de temas, enfoques y discursos alternativos de minorías que son frecuentemente infrarrepresentadas en los macrodiscursos de los media.
· La invisibilización de la tecnología en la web 2.0. La separación entre contenido y forma. Los usuarios generamos el contenido y llenamos el espacio, mientras que la tecnología nos da forma y construye el tiempo.
· La agregación como nuevo sistema de ordenación del conocimiento. Frente a la erudición de las taxonomías surgen las folkosonomías. De abajo a arriba, la relevancia como valor es negociada a través del criterio social y del etiquetado colaborativo.
· El personismo, término acuñado por Vicente Verdú para definir la primera revolución cultural del siglo XXI. El sujeto se convierte en objeto y viceversa. El valor está en lo personal y en la persona, en los nanomedios y en los “onanomedios”. Se regala el producto para vender al autor. El boca a boca P2P sube la cotización de los conciertos y hasta la revista Time nos felicita “colectivamente” como “persona” del año.
· La construcción de una identidad pública a modo de personal branding. Nos definimos a través de “identidades mosaico”: nos representamos en la plantilla del blog, los nicks, los favicons, los stickers, la galería en flickr, la lista musical en last.fm, los enlaces en del.icio.us, etc. Tanto que corremos a registrarnos en cada nuevo servicio 2.0 para asegurar nuestro nick, nuestra identidad. Nos reinventamos en la imagen que queremos dar de nosotros mismos como si fuera una coordenada o una atalaya desde la que mirar y dejarnos ver, desde donde tejer y destejer redes. Valemos lo que vale nuestra red, a quiénes agregamos y quiénes nos agregan a nosotros. No existimos sin un trackback. No somos nadie si no nos llega un meme a través de alguien. Nos proyectamos en la red especular girando el foco hacia lo que vemos, escuchamos, comemos, odiamos, admiramos,… y así representamos quiénes somos en cómo queremos ser identificados.
· La reapropiación y la cultura de la remezcla: los montajes y remontajes, la cultura jamming, los memes seriados y la fuerza de la viralidad son versiones de un collage infinito en las reinterpretaciones del entorno. El apropiacionismo va más allá de la simple intertextualidad de los embed o de los “ready-to-go” porque necesita “poseer” los objetos para transformarlos: que se puedan descargar y sean maleables. Para hacer todo esto posible, surge en paralelo cierto activismo que reivindica la cultura libre con licencias no restrictivas, así como el derecho de acceso a los archivos públicos para la creación y recreación colectiva.
· Los desafíos a las industrias culturales. En la búsqueda de nuevas formas de creación de cultura, se generan sistemas para la gestión flexible de derechos de autoría y propiedad (el copyleft frente al copyright) así como instrumentos de financiación desde los márgenes del mercado que posibiliten su supervivencia (los micropayments y la publicidad contextual, p.ej.).
· La tensión en las fronteras: entre lo amateur y lo profesional, la convergencia y la divergencia, la aristocracia y la meritocracia, el diario íntimo y el escaparate público, lo verídico y lo verosímil, el panóptico y la panoscopia, la “plantilla tipo” y la “customización”, lo personal y lo profesional, etc.