jueves, mayo 31, 2007

099. AMANTES

El abrazo, los abrazos. El beso, todos los besos. La pasión, casi sin respirar, sin hablar, susurrando apenas, gimiento. En una primesa pausa, necesaria, ella: ¿Ahora somos amantes? Y él la abraza fuerte, demasiado fuerte como para no dejarla escapar, para hacerla definitivamente suya. Y ella retribuye como el náufrago a la tabla que lo sostiene. Y permanecen así unidos en un rincón del mundo, ajenos a todos, envueltos en la mágica creación de un nuevo universo. Y llega el juego de las explicaciones. Ella: te estuve esperando todo este tiempo, te estuve siguiendo, estuve aprendiendo de memoria tu rostro, tus ojos, tus palabras, el sonido de tu voz. Jugaba con la posibilidad y la negativa. Avanza y no me atrevía. Disfrutaba de la seguridad y me resistía. No, no podía ser. O sí: podía ser. Ahora o nunca. Nunca... Y fue aquel viaje. Aquella cena en la que estuvimos juntos. El roce casual en el trabajo compartido. La mirada y la pregunta. Fueron todos esos detalles. El juego de los perfumes, uno a uno. Conozco tus horarios, tus hábitos, tus gustos. Y él: entonces he caído en la red, he caído en la dulce trampa del amor. Lo veía pero no lo podía creer. No de vos, no en vos. Sospechaba y aplacaba la sospecha. No sabía interpretar las signos. Difícil, tentadora, lejana, demasiado lejana por momentos. No, no podía ser: ilusiones. De ilusiones tambien se vive... pero el salto a la realidad no lo daría nunca. Es verdad el viaje: demasiado cerca, demasiado juntos, demasiado tiempo... la luz mortecina del atardecer fueron acunando un universo de palabras... pero cada uno regresó a su mundo, a los suyos. Debo confesarlo y reconocerlo: he caído sutilmente en tu trampa... y es tan dulce caer en tus brazos... Ella: ¿ahora somos amantes? ¿podremos vivir juntos? ¿qué será de nuestro futuro? He tejido hilo a hilo la trama de este telar en que hemos caídos porque en realidad me lo tejía a mi misma tambien para convencerme de que era posible, de que en algún momento produciríamos el salto. Un escrito. Una copa de vino. Un correo devuelto. Un llamado. Y toda la certeza disponibles y el desasosiego... es verdad, amor, es verdad. Nuevamente él: no sé si eres tú la que has tramado todo esto. No sé si la sutil manera en que me has hecho caer en tus redes no es mas que un juego del que yo mismo he marcado las cartas y las fichas... Insinuar y separarme. Sugerir y desaparecer. Hacer rodas la pelota y no jugar. Un juego de atracción y desaparición... y tratar de que las circunstancias pudieran darte rienda sueltas para que tejieras a tu gusto los hilos de la telaraña. ¿Quien es el cazador y quien la presa? ¿Quien es la causa y quien el efecto? ¿quien el dueño del juego y el jugador?...
Y busca el rincón exacto para amarse sin usura, ellos tan formales. Y saben, los dos lo saben, que ambas han sido cazadores y presas, jugadores del mismo partido, ni vencedor ni vencido, que en otro lugar se entrejen los hilos, la trama, los secretos. Y que el amor convierte por una química especial es historia compartida las vidas que deambulan solitarias, huefanas, sin cuidado por ese mundo ancho, extraño, ajeno.

lunes, mayo 28, 2007

098. PERFUME

El perfume que sobrevive no es mi perfume. No es el tuyo. Es otro, distinto, diferente. No podríamos rastrear o encontrar. En otro perfume. La conjunción de los perfume en el juego de la piel es una esencia maravillosa que enviarían los inventores y productores de perfumes. Porque es la piel, tu piel, mi piel, el roce de ambas, el juego de los poros. Y de allí salen los perfumen colocados y los perfumes naturales para intercambiarse. No es que al separarnos nos queden – culposos – los perfumes mutuos: nos queda un solo perfume construido cada vez en el encuentro lleno del amor. El juego de la pasión se llena de sustancias que nos embriagan y que nos identifican. Nosotros nos convertimos en los fabricantes de la esencia original. Ya no somos dos: somos la misma cosa, el mismo ser unidos por un aroma que nos envuelve. Y es lindo – cuando ya no estás – seguir sintiéndote en cada centímetro de piel. Quisiera que durara para siempre.

097. AMIGO

Mi amigo llego con el filo de la tarde. Llegó como llegó a mi vida hace demasiados años, en un extraño país y en una historia que defintivamente no quiero recordar. Volvió como vuelve de vez en cuando hasta las playas de mi vida para instalarse un tiempo. Mi amigo me desbarata mis esquemas, abre mis puertas, revisa mis cosas, se me mete con atrevimiento en mi vida. Yo hago lo mismo. Y por unos días ando a corazón abierto hablando todo, tratando de que hablemos todo. Fluyen mis miedos, mis esperanzas, mis derrotas, mis expectativas, mis sueños. Y todos los de él. Le digo cosas al mismo tiempo que me las digo a mi. Reímos, reimos muchos: las compuertas de la risa regresan nuevamente hasta nosotros y podemos volver a ser los chicos, los adolescentes que somos. Disfrutamos, vivimos, respiramos, caminamos por la vida un par dedías juntos. No hacemos planes para reencontrarnos, para hablarnos, para conectarnos. Sabemos que la voz de la vida será la señal. Y allí estaremos. Y cuando parte algo de mí se queda huérfano, lejano. La piel, el cuerpo, el alma, el corazón siente esa partida. Y descubro cuando lo abrazo y lo despido que en él pasa lo mismo. Pero nadie nos puede robar este tiempo juntos, este soplo de vida.

096. TIEMPO PARA EL TIEMPO

A veces el tiempo se torna demasiado corto para compartir toda la pasion de un momento y al querer recuperarlo uno trata de enumerar lo que hecho con él, en él y no concluye nunca, y se aqdmira que en tan poco tiempo haya podido hacer tanto, tantas cosas... y a veces el tiempo se alarga y se hace eterno cuando debe negociar una ausencia, calcular el tiempo exacto que divide el momento en que te dejé del momento en que te volveré a encontrar. Nunca el tiempo es el tiempo, sino que el tiempo es una construcción subjetiva que nos obedece o se nos resiste... Y es entonces cuando, mirándote a los ojos y sabiendo que me miras, te digo: ¿Cómo hago para convertir en eternidad ese tiempo de encuentro imborrable, indeleble, inolvidable... y convertir en una ráfaga los tiempos en que nos estamos juntos?

095. EL CUERPO ES EL ECO DE LO QUE SOMOS

Diversas expresiones nos muestran la unidad que nos constituye. El interior y el exterior. Lo espiritual y lo material, el alma y el cuerpo hablan el mismo lenguaje, al punto que lo que nos sucede parece expresarse en el cuerpo mismo: "lo veo y me broto", "se me parte el corazón", "tengo el corazón partido", "cuando lo pienso se me hace un nudo en estómago", "escucharlo me parte la cabeza", "me grió y me quedé paralizado", "frente a lo sucedido me quedé sin palabras, sin poder hablar", "colorazo de vergüenza", "blanco como un papel", "empapado por los nervios", "verde de rabia". Efectivamente hay diversos lugares del cuerpo que viven y expresan nuestros pensamientos o nuestros sentimientos: el corazón, el estómago, la falta de tonicidad muscular, el cosquilleo que provocan ciertos sentimientos, los deseos que nos recorren por diversos lugares de un interior y de un exterior que no alcanzamos a precisar. Uno piensa en el beso y no sabe si se trata de algo físico o psíquico o espiritual o integral... Y en los encuentros intersubjetivos (o los desencuentros) y el valor que uno y en otros tienen la mirada (¿física?), el tono de las palabras y su contenido, los gestos, las manos y cada centímetro de nuestra piel. Y en esos encuentros es como que el interior reclama al exterior y el exterior funciona porque hay un interior que puja. Somos nuestro cuerpo, el cuerpo que los otros ven, el que padecemos y el que los demas padecen, el que disfrutamos y el que los demas disfrutan... somos nuestro cuerpo cuando exponemos un tema, defendemos una idea, compartimos una charla o una mesa o nos fundimos - sin distingo de territorios - en unidad con el cuerpo amado. Debe ser esa finitud que nos recorre lo que nos hace tan corporal, a pesar de todo o felizmente.

jueves, mayo 24, 2007

094. TODOROV Y LA CULTURA DEL CUIDADO

Virtudes cotidianas y cultura del cuidado
Tzvetán Todorov en su libro sobre situaciones límite, localiza virtudes distintas de las heroicas. Las llama cotidianas, despojadas de grandeza. Si es el cuidado la virtud cotidiana que nos interesa es porque requiere del otro, de un asirse a otro ser vivo. El destinatario del cuidado, a diferencia del héroe, no es una abstracción sino un individuo concreto, un ser vivo. El que cuida cotidianamente no recibe aplausos, no tiene monumentos, no es un ciudadano ilustre o digno. El cuidado es una práctica sin espectacularidad.
Todorov define la responsabilidad: la responsabilidad es una forma particular del cuidado. Las formas del cuidado que le interesan surgen de su estudio sobre el funcionamiento de los campos de concentración, a los que llama (conviene prestar atención) laboratorios de la transformación de la materia humana. En un estado de excepcionalidad, aparentemente permanente, se pierde de vista el valor del cuidado silencioso, cotidiano, no pomposo. Es cierto que en un extremo, cuidar puede ser morir con (y no por) el otro o darle muerte. Procurar al que va a morir un último pero minúsculo deseo. Pero lo común es el cuidado discreto. Compartir alimento, vestido, fatiga. Alterar una planilla, corresponder una mirada. Cuidar tampoco es sinónimo de caridad o sacrificio.
La diferencia entre cuidado y sacrificio es, para los educadores, importante. El que se sacrifica, se priva de y, como en la caridad, excluye la reciprocidad. Por el contrario, el que cuida se consagra al otro y goza de ello: uno se encuentra al final de la acción más rico, no más pobre. En este sentido, cuidar es lo contrario de la actividad de apóstol (que empobrece para que los otros sean ricos). Norbert Elías, en una larga entrevista sobre las relaciones entre el poder y el conocimiento, define a este último como una forma particular del cuidado. Conocer es poseer medios de orientación de los que se carece al nacer, y enseñar es dotar a los recién llegados, de guías e instrumentos orientadores sin los cuales vivir entre semejantes se vuelve una tarea ardua.

El diseño de sí contemporáneo, el self made man de los tiempos que corren, que sólo reconoce como autoridad y agente de sus acciones a un incauto sí mismo, es el héroe de una épica neo narcisista, campeón mundial del goce y el aguante solitarios. No debería sorprendernos que en un mundo regulado por lo que ha sido llamado la individualización de la acción, la idea de cuidado haya sido puesta en discusión. Pero permítanme preguntar: ¿hacia dónde va un mundo de gente que (al parecer) se cuida sola? ¿Hacia dónde van los educadores desconectados del valor del auxilio y la asistencia?

Enseñanza y asistencia no sólo no se enfrentan, sino que se requieren mutuamente. Se olvida fácilmente que asistir es responder, estar en algún lugar. El que asiste, está presente. No es aislando la enseñanza de la asistencia como habremos de abrir un camino.. Claro que otra chance es pensar en la posibilidad de un mundo sin cuidadores, atiborrado de descuidados, colmado de ausentes. Un mundo en el que no se termina de ver la utilidad de escuelas y maestros.

093. DE OTRA COSECHA + INTERESANTE, ¿NO?

De pronto sobrevino el huracán de la pasión.
Vino sin llamarla insinuándose en palabras y susurros.
Y me despertó de mi letargo esa mezcla de furia interior,
de resonancias lejanas, de amor que se expande y se derrama.

De pronto estalló el deseo y la palabra
Y aquí estoy, aquí estamos balbuceando los gestos conocidos
Y mi cuerpo se sobresalta y se estremece al encontrarte
Y busco tu mirada y me arrimo a tu voz y tus llamados.

La razón que me puebla de fantasmas
Se ha arrinconado y cómplice me mira y conjuga
etimologías y palabras, estros, eis, men, orgaz:
Los vocablos obedientes nos cobijan y delatan.

Desde tu ser mujer me disparas tus encantos
Pueblas de maravillas el oído y la mirada.
Y derrumbas las murallas de mi carne
Y como varón siento lo que sientes
Para conjugarlo en el mismo encuentro
En la misma batalla incierta y verdadera.

Hay un camino de cuidado que nos une
Una senda que misteriosamente surge de ti
y hasta mi ser se tiende.
Y ambos, vamos abriendo finalmente,
Cada una de las puertas que nos conducen
Hacia el fin deseado.

Déjame que te cuide, amor
Quiero convertirme en tu cuidado
.

092. 21 y 24 DE MAYO: DE VEZ EN CUANDO LA VIDA

De vez en cuando la vida/ Nos besa en la boca/Y a colores se despliega/Como un atlas, /Nos pasea por las calles/ En volandas/ Y nos sentimos en buenas manos;/ Se hace de nuestra medida/ ,Toma nuestro paso/ Y saca un conejo de la vieja chistera/ Y uno es feliz como un niño/ Cuando sale de la escuela. De vez en cuando la vida/ Toma conmigo café/ Y está tan bonita que/ Da gusto verla./ Se suelta el pelo y me invita/ A salir con ella a escena./ De vez en cuando la vida/ Se nos brinda en cueros/ Y nos regala un sueño/ Tan escurridizo/ Que hay que andarlo de puntillas/ Por no romper el hechizo./ De vez en cuando la vida/ Afina con el pincel/ Se nos eriza la piel/ Y faltan palabras/ Para nombrar lo que ofrece/ A los que saben usarla./ De vez en cuando la vida/ Nos gasta una broma/ Y nos despertamos/ Sin saber qué pasa,/ Chupando un palo sentadosSobre una calabaza...
Suena Serrat y fue en él y en esa canción que pensé cuando la vida ofrece regalos como los del 21 o del 24... De pronto, sin que uno lo pida o lo organice, sino porque generosamente llega quiere estar, se muestra. Y las palabras obran el milagro... y cuando las palabras le han puesto el nombre exacto a las cosas, la vida irrumpe para llenarlas de sentido. Y uno toca el cielo con las manos, se llena de milagros, disfruta a mares, se entrega y encuentra el rincón exacto, la medida que faltaba. ¿Quién o cómo se puede olvidar cada detalle de estas dos mañanas: la del 21, a las 10,00 y la del 24 con un sabor a eternidad que pobló la geografía minúscula de lo cotidiano?

sábado, mayo 19, 2007

091. HACE UN MES: BUENOS MOMENTOS


090. CULTURA DEL CUIDADO Y LA AMENAZA DEL DES - CUIDO

Instalar la cultura del cuidado es la única manera de sobrevivir en un mundo demasiado ancho, demasiado ajeno, inhóspito, sumergido en multiples formas de orfandad. Cuidar al otro, hacerse cargo del otro, protegerlo para sentirse uno mismo cuidado, protegido, respaldado. El cuidado suele tener un saludable efecto bumerang... Uno va hacia a los demás y los demas regresan hacia uno. El cuidado valora al otro, recupera su iniciativa, respeta su pensamiento, se hace cargo de sus defecto, construye a partir de sus defectos, promueve el crecimiento del otro. Sin envidias, sin bajezas, sin traiciones, sin mezquinos intereses. Los otros son nuestra tarea: ese es el imperativo ético de nuestro tiempo. La ética de hoy es la ética del cuidado: de los otros, de la comunidad, del medio ambiente, del mundo todo. Es global pero comienza por el prójimo, por el que nos sale al encuentro o con el que con-vivimos. Se propone grandes cosas pero brota y germina en los pequeños gestos, en las cosas insignificantes, en las palabras esenciales.
En la otra orilla está la cultura del des-cuido, de lo que se deja de lado, se ignora, se saca del medio por molesto, se aniquila. El des-cuidar es cosificar al otro, dejarlo abandonado a tu propio destino, sumergirlo en un mar de sospechas. La casa des-cuidada es la casa abandonada. Una persona des-cuidada es una persona que no se arregla a sí misma (ni por dentro, ni por fuera). La ciudad des-cuidada es la ciudad que ha dejado de ser pública para ser ajena, extraña, amenazante. El des-cuido es dejar de hacer, pero también agresión, desprotección, huida. Des-cuido, des-cuidar, des-cuidado, me descuidé, te descuidate, como al descuido. Los otros no existen, me inoportunan, me molestan, son funcionales a mis proyectos, reemplazables, transitorios, de ocasión. Sin los otros no hay mundo, no hay destino, no hay futuro.

089. BABEL O LA DESPROTECCION DE NUESTRO TIEMPO

La película BABEL es realmente una bella película, una dolora versión del mundo en que vivimos, de la orfandad y la desprotección en la que nos movemos, de la in-comunicación que nos rodea. Es un canto a la construcción de historias y a un guión ocurrente que salta por sobre lo pre-visible y anticipable para enhebrar tres historias en tres geografías muy distintas (los inhóspitos paisajes de Marruecos, la superpoblada ciudad de Tokio, la frontera de EE.UU y México, en San diego) sin aparente conexión pero plenamente articuladas. Las tres historias que se unen a partir de juego de los primitivos niños marroquíes que juegan con el rifle y terminan hiriendo - sin saberlo - a una turista norteamericana... y que luego establece un puente hacia el mundo de los inmigrantes mexicanos (cuando sus dos hijos al cuidado de una ilegal terminan festejando un casamiento del otro lado de la frontera y sin poder regresar a casa) y a través del rifle se proyecta hacia un departamento japonés en donde está su dueño original que confiesa habérselo regalado a un lugareños en Marruecos. Las historias arrancan sin explicaciones previas y se cortan sin dar mas cuenta de lo que habrá de aconteder. Y a su vez cada una de ellas es una parte de una vida que tiene además mas historias: el casamiento, la adolescente sordomuda y aislada que vive con su padre porque su madre se ha suicidado, el conflicto del matrimonio que no puede alborar el duelo del hijo muerto.
Y esa historia es el reflejo de lo que pasa, de lo que nos pasa: abandonados, lejanos, des- cuidados poco podemos hacer por nosotros y menos por los demás. Nadie ayuda a la mujer herida que siendo ciudadana del primer mundo está muriéndose sin remedio en una geografía ajena a todo progreso; nada se puede hacer por la adolescente que pretende conquistar con su cuerpo la comunicación que nadie le brinda; nadie entiende a la inmigrante ilegal que se sabe la madre real de los niños norteamericanos pero que es expulsada del país y regresada a México. No hay salvación, apenas algunos gestos para sobrevivir en un mundo sin fronteras que sin embargo las ha fortalecido a todas y nos ha sumergido en el desamparo.
Para verla, pensar juntos y discutir a fondo.

088. PROBARLO TODO Y QUEDARSE CON LO BUENO

“Parece que la mayoría de los que se llaman cristianos se comportan como los compañeros de Ulises: se acercan a la cultura (logos) como gente burda que ha de pasar no sólo junto a las sirenas, sino junto a su ritmo y su melodía. Han tenido que taponarse los oídos con ignorancia, porque saben que si llegasen a escuchar una vez las lecciones de los griegos, no serían ya capaces de volver a su casa. Pero el que sabe recoger de entre lo que oye toda flor buena para su provecho, por más que sea de los griegos -pues «del Señor es la tierra y todo lo que la llena» no tiene por qué huir de la cultura a la manera de los animales irracionales. Al contrario, el que está bien instruido ha de aspirar a proveerse de todos los auxilios que pueda, con tal de que no se entretenga en ellos más que en lo que le sea útil: si toma esto y lo atesora, podrá volver a su casa, a la verdadera filosofía, habiendo conseguido para su alma una convicción firme, con una seguridad a la que todo habrá contribuido. El vulgo, como los niños que temen al coco, teme a la filosofía griega por miedo de ser extraviado por ella. Sin embargo, si la fe que tienen—ya que no me atrevo a llamarla conocimiento— es tal que puede perderse con argumentos, que se pierda, pues con esto sólo ya confiesan que no tienen la verdad. Porque la verdad es invencible: las falsas opiniones son las que se pierden.” (CLEMENTE DE ALEJANDRIA, STROMATA: VI, 10, 80, 5)

087. CURIOSA MIRADA


086. PARADOJAS VISUALES



lunes, mayo 07, 2007

085. SUENA BIEN Y ES UNA CURIOSA HISTORIA

Un ramito de violetas
Cecilia

Era feliz en su matrimonio
aunque su marido era el mismo demonio
Tenía el hombre un poco de mal genio
y ella se quejaba de que nunca fue tierno.
Desde hace ya más de tres años
recibe cartas de un extraño,
cartas llenas de poesía,
que le han devuelto la alegría.

Quién la escribía versos dime quién era
Quién la mandaba flores por primavera
Quién cada nueve de noviembre,
como siempre sin tarjeta,
la mandaba un ramito de violetas.

A sueña y se imagina
cómo será aquel que tanto la estima
Sería un hombre más bien de pelo cano,
sonrisa abierta y ternura en las manos.
No sabe quien sufre en silencio
quién puede ser su amor secreto
Y vive así de día en díac
on la ilusión de ser querida.

Quién la escribía versos dime quién era
Quién la mandaba flores por primavera
Quién cada nueve de noviembre,
como siempre sin tarjeta,
la mandaba un ramito de violetas.

Y cada tarde al volver su esposo
cansado del trabajo la mira de reojo
No dice nada porque los sabe todo
Sabe que es feliz así de cualquier modo
El su amante su amor secreto,
y ella que no sabe nada
mira a su marido y luego calla.

Quién la escribía versos dime quién era
Quién la mandaba flores por primavera
Quién cada nueve de noviembre,
como siempre sin tarjeta,
la mandaba un ramito de violetas.

domingo, mayo 06, 2007

084. LAS PLANTAS Y LOS HIJOS

Hay momentos que son claves en la vida de una planta: el primero es el ritual de la siembra, el nacimiento, el trasplante, el milagro de la vida, a través de los diversos medios: es hermoso ver cómo – de un día para otro – en la tierra debidamente preparada va surgiendo la vida nueva.

Pero hay un segundo momento importante: cuando la planta – especialmente los futuros árboles – ya se ha afirmado y comienza el camino de su crecimiento, no basta con remover la tierra y abonarla, regarla en su justa proporción, sino que es necesario sostener su crecimiento con una guía o un tutor que asegure que avanza como corresponde. Uno sabe que la planta interiormente se resiste y protesta: quisiera crecer libremente, sin tutelas, hacia cualquier lado porque el milagro de la vida le permite explotar en brotes y en ramas… pero el tutor es quien le pone la dirección indicada. Con suavidad pero con firmeza es imprescindible sujetar y atar. Esa es la fórmula del crecimiento: darle forma y orientar el desarrollo.

A la presencia del tutor se le agrega la tarea de la poda: es quitar para fortalecer, provocar dolor y privaciones para garantizar que la planta tenga mayor fuerza en su tronco y en sus ramas. La permite obedecer mejor a la forma y dirección que le otorga el tutor.

En ciertas etapas del crecimiento – cuando las plantas son más grandes, más fuertes, más altas – los tutores deben también crecer en fortaleza. Y cuando el tronco pueda mantener la copa por si mismo, se eliminan los tutores y las ligaduras.

Un caso especial lo constituyen las enredaderas o trepadoras porque frecuentemente se cree que son plantas libres, que crecen sin control. Sin embargo, si la trepadora no se agarra sola, tendremos que ir atándola sobre un soporte de madera y alambres a medida que crezca. Es la única manera de asegurar que puedan trepar, enredarse, adquirir formas. Algunas especies encuentran en las paredes o en otras plantas la forma de sostenerse: construyen ellas mismas el tutor y el límite con sus pequeñas raíces. Al hallar resistencia y límites pueden elevarse y crecer.

Cuando observamos el crecimiento de los chicos de diversas edades los asociamos naturalmente al crecimiento de las plantas. Un buen padre, una buena madre no son mas que buenos jardineros que con buenos y estratégicos tutores, con la poda necesaria aseguran el crecimiento hasta que los hijos tengan las alas necesarias para sostenerse solos en el aire y volar el vuelo propio.

083. LOS VERDADEROS PADRES

Algún día, cuando nuestros hijos hayan crecido, cuando lleguen a la edad justa en la que ya no nos admiren tanto como para perdonarnos todo, ni nos critiquen tanto como para culparnos de todo, en el momento justo en que se vuelvan adultos y dispongan de la lógica justa para entendernos como padres nos gustaría pasarles a limpio todo lo que hicimos para ayudarlos en el camino del crecimiento.

Es por eso que sería bueno que supieran que los amamos lo suficiente como para:

· Habernos puesto siempre de acuerdo con respecto a la educación y el crecimiento de cada uno de nuestros hijos. Podíamos tener otros desacuerdos pero nunca con respecto al bien de ellos.

· Haberles preguntado siempre a donde iban, con quienes salían y a que horas regresarían, y en cada caso dar nuestro parecer al respecto.

· Preocupamos por marcarles un camino, un criterio y señalarles lo que estaba bien y lo que no debían hacer. Y también para hacerles reconocer las culpas y tratar de arrepentirse de las cosas que no eran las adecuadas y para reparar el daño producido.

· No quedarnos callados y hacerles saber – aunque no les gustara – que ciertos lugares o ciertos amigos no eran convenientes, que ciertas expresiones eran incorrectas, que algunas conductas debían corregirse.

· Aguantarnos las protestas, las contestaciones, los llantos, los enojos, el malhumor, los silencios, los portazos cuando recibían de nosotros una respuesta que no era la que ellos aguardaban.

· Muchas veces aconsejarlos, decir o decidir precisamente lo contrario de los que sus compañeros y amigos pensaban, argumentando que sus padres los respaldaban.

· Quererlos no sólo cuando les entregábamos regalos también cuando les pedíamos cosas difíciles, esfuerzos o renuncias, trabajos u obligaciones y les dábamos razones para exigirles.

· Confiar en ellos pero al mismo tiempo estar vigilantes ayudándolos a crecer.

· No hacer nosotros lo que los hijos debían hacer, ni quitarles las responsabilidades porque hubiéramos traicionado el crecimiento de cada uno.

· Cumplir siempre la palabra y las promesas, tanto cuando los premiábamos como cuando los teníamos que reprender o castigar.

Muchas veces nos costaba hacer todo esto, alguno de nosotros dos se desanimaba o quería dar vuelta atrás… pero seguimos convencidos hasta el final que era lo mejor para ellos. No nos resultaba fácil como padres que nos compararan con otros padres que parecían mas simpáticos, compañeros, complacientes, generosos, pero estábamos convencidos de que nuestra tarea, aunque difícil, a la larga traería todas las recompensas. Porque no éramos nosotros los que debíamos triunfar sino nuestros hijos, acostumbrándose a caminar por la senda correcta. No hay ningún secreto: uno siempre cosecha lo que en algún momento ha sembrado, y en la vida de los padres la educación de los hijos es siempre la mejor siembra.

082. EL GRAN TRUCO... DE LA CIENCIA

La película EL GRAN TRUCO es en sí misma una historia atrayente, ya que enfrenta no sólo las habilidades de dos magos sino el juego de traciones y de recursos con el que se enfrentan los seres humanos en todas las profesiones. Mas allá de la narración que tiene logros interesantes en la puesta en escena de los momentos claves, en el desconcierto que provoca tanto al revelar el secreto de los trucos como al sosprendernos con algo inesperado (aunque sugerido), y en ese juego de paralelismos o simetrías con que se tejen las historias de ambos magos, enfrentados en la vida y en la profesión. Pero el mayor logro de la película es esa referencia permanente al poder de las ciencias físicas al finalizar el siglo XIX. Aunque la historia se desarrolla en Inglaterra, refleja el clima intelectual de toda Europa y se traslada hasta los EE.UU. La ciencia moderna había dado sus pasos fundamentales y sobre todo estaba asociada íntimamente con la Tecnología que explotaba en transformaciones de lo real. El gran truco del siglo no eran los magos sino la ciencia en manos de los científicos o los adelantos tecnológicos e inventos en manos de los hombres de ciencia. Para los magos, los trucos tenían una base mecánica y de creación de recursos que le permitieran armar los engaños (no es extraño que detrás de cada mago hubiera un asistente que se asemejaba a un ingeniero o que el taller de ensayo y de trabajo tuviera similitudes con los laboratorios de la ciencia). Pero los magos que llenaban las salas no hacían mas que popularizar los conocimientos y avances de las ciencias, y anticipar - como por arte de magia - lo que se transformaría en lo normal en la vida cotidiana. El afán por encontrar mejores resultados lleva a hermanarlos. En este caso con NIKOLAS TESLA a quien uno de los protagonistas se acerca para que le entregue el secreto de sus avances en electricidad a cambio del apoyo económico en las investigaciones.
Esa magia no representa ya un atractivo que les permita competir con otras formas de espectáculos, entre otras cosas porque los hombres de ciencia y las nuevas tecnologías nos fueron acostumbrando a los milagros cotidianos que transforman lo real. Y la magia por lo tanto debe renunciar a los grandes secretos y espectáculos para retornar a las primeras manifestaciones sostenidas por la rapidez de las manos o el juego de engaño de las palabras y los gestos.