miércoles, mayo 14, 2008

304. EDUCAR A LOS HIJOS

A Orillas de tu Silencio
Julián Zini


Duerme tranquila hija mía,

que está velando tu sueño
el corazón desvelado
de tu papá musiquero.
Duerme nomás que entretanto,
y a orillas de tu silencio,
voy a contarle a tu madre
lo que entre mí a veces pienso.
Adónde irás con los años,
adónde te lleva el tiempo;
quién llegará, cómo y cuándo,
para ser tu compañero.

Cómo me cuesta perderte
ser tuyo y no ser tu dueño;
quedarme solo en testigo
y no apuntalar tu sueño.

Busco en mí la palabra que te debo y no la encuentro.
Quiero hacerte un regalo que te sirva y no tengo.
Te acaricio y me tiembla la ternura en los dedos.
Me preocupa quererte y no sé cómo hacer.
Me recibí de padre como si fuera un sueño.
Puesto a andar en la vida, tropecé con los hechos.
Me enseñaron de chico que el amor era ciego
y segado de amor no pensé nunca en ésto.
Con traerte a este mundo solté un río tremendo
que se fue de mis manos, que se fue de mi tiempo.
Cada día que pasa sos distinta y confieso
que no sé que decirte más allá de mis besos.
Como yo y como todos sé que sos un misterio,
un inmenso posible y un hermoso proyecto.
Yo, tan sólo un testigo que te sigue de lejos
con el alma en los ojos y soñando un encuentro.

Qué haremos tu madre y yo
sino darnos por enteros,
sabiendo que nuestros hijos
son ellos y no son nuestros.
Cómo seguirlos de cerca
por amor y no por celos;
Cómo hacer que nos elijan
como padres verdaderos.