lunes, enero 14, 2008

252. EXTRAÑO

Ese cuerpo no me pertenece. Ya no. Cercano, pero distante. Ha vuelto a transformarse en un objeto para un sujeto. Ha retomado la perspectiva. Hago esfuerzos por acercarme y tocar pero todo es extraño. Observo los movimientos, el contorno que se divisa en la penumbra. Nada es lo que era. Hay una simetría asombrosa y peligrosa: de la misma manera que, en su momento, perdió la perspectiva y dejó de ser un objeto asimilable a los otros cuerpos para convertirse en próximo, íntimo... ha abandonado la orilla, se lanza a la mar y adquiere nuevamente la forma que desde siempre tuvo. Construimos los objetos, construimos los cuerpos de los otros, construyen nuestro cuerpo: nunca somos sin el otro que hace de nosotros lo que debemos ser.
Y los cuerpo, entonces, denotan la edad, las arrugas, los pliegues, las deformidades naturales, los achaques, los movimientos ajeno a la seducción y a la armonía. Estiro la mano para llegar al cuerpo. La mano se detiene porque no encuentra lo que busca. Y discretamente vuelve a su lugar. Es también el paso del tiempo... pero son muchas otras razones y sinrazones que atraviesan nuestras vidas y cortan nuestra subjetividad al acecho.