jueves, enero 15, 2009

366. QUE AMIGO DE SUS AMIGOS


Siempre me gustaron una par de versos de las coplas de pie quebrado que Jorge Manrique escribe para memorar la muerte de su padre don Rodrigo Manrique. En realidad me gusta todas las coplas porque están repletas de sentimiento filian y son un repertorio del saber y de la cosmovisión de ese período histórico en donde la Edad Media tiende a convertirse en Renacimiento. Pero Manrique dice: "qué amigo de sus amigo / que enemigo de enemigos"... Y la primera afirmación (Que amigo de sus amigos) es la que mas cuadra para Ray con quien he compartido toda la vida desde el 11 de setiembre de 1961, en el que el azar nos reunió en una geografía perdida y en un lugar que es difícil de clasificar, pero que forma parte de sus recuerdos y de los míos. Llegamos con diez días de diferencia: yo había llegado, temeroso y desconcertado, el 1 de setiembre; Ray llegó el 11: siempre suelo mencionar el primer encuentro - que yo recuerdo y el no - porque lo ubico en un patio irregular con adoquines o granitullo, junto a los dormitorios, cerca de una espaciosa galería, y le mencioné algo de lo que era necesario aprender de manera inmediata (creo que una oración en latín) porque era una exigencia del sistema: en diez día yo ya me había incorporado y como un experto se lo enseñaba al novato.

La vida nos tuvo unidos por muchos años, con una cercanía relativa. Pero fue después, cuando cada uno inició periplos diferentes cuando nos unimos más, y construimos la amistad que disfrutamos y defendemos.

Recuerdo algunas noches, mientras estudiábamos filosofía (un plural que lo incluía poco, porque a él le gustaba la educación física), la insoportable levendad del ser de Manucho con sus miedos simbólicos, las travesuras en Viedma, nuestros encuentros en Paraná (en mi casa paterna), nuestras escapadas en Santa Fe, su casamiento y el mío, el nacimientos de los hijos, los silencios impuestos por motivos varios... y ese reencontrarnos con los años para compartir todo lo que necesitamos compartir.

Sé, además, que ejerce esa amistad hasta la abnegación con sus hermanos, con otros amigos de Santa Fe, con quienes lo necesitan, ajeno a cualquier interés y con una entrega que por momento raya la ingenuidad.

Mis hijos me decían, al vernos compartir unos días de este 2009 (y celebrar junto el final del año): nosotros no tenemos un amigo como el que tenés vos. Y hubo alguien, cercano, que compartió un café en los albores del año nuevo, que le puso la complicidad necesaria y que, después de despedirse, camino unos pasos y se dio vuelta para ver como pasaba su brazo sobre mi hombro para compartir los miles de secretos de una vida demasiado plural y generosa.

Lo imagino - como en las Invasiones Bárbaras - compartiendo el final, disfrutanto y riendo hasta el final, tentándonos con los dobles sentidos, con las referencias a cosas que sólo nosotros sabemos, haciendo galas de recuerdos que moran en nosotros. Una de estas noches en que los sueños juegan con nuestro futuro me imaginé en una situación límite, rodeado de los familiares cercanos y pidiendo - como en la Escafandra y la Mariposa - que me permitieran el ingreso de los que habían compartido conmigo el cafe de ese 2 de enero. Y sentí que el sueño se llenaba de plenitud, de paz.

Amigo de sus amigos,
¡qué señor para criados y parientes!¡
Qué enemigo de enemigos!
¡Qué maestro de esforzados
y valientes!
¡Qué seso para discretos!
¡Qué gracia para donosos!
¡Qué razón!
¡Cuán benigno a los sujetos!
¡A los bravos y dañosos,qué león!

365. CONSTRUCCION DEL SUJETO AMOROSO (2)


Ya hemos hablado de la construcción del sujeto amoroso en un post anterior (el nº 350. 12/12/2008), pero a partir de los comentarios y de las conversaciones con terceros han aparecido nuevas ideas y nuevos interrogantes.

01.Búsqueda del otro requiere salirse de uno mismo, abandonar el propio encierro, negarse dialécticamente, porque si no se produce esa salida (negación) si uno pretende buscar, pero sin salir de uno mismo, no encuentra, no reconocer o no lograr construir la síntesis con el otro. Si uno es sólo afirmación y no asimila la negación de la afirmación, no puede construir el sujeto amoroso que es siempre capacidad de construir una síntesis dialéctica superadora. Por eso muchos no logran acceder a la construcción porque en lugar de buscar, se buscan, en lugar de reconocer, se miran - como en un espejo - a sí mismos... y efectivamente no reconocen a nadie que sea ontológicamente igual que ellos, porque eso es metafísicamente imposible. No encuentran porque en realidad nunca salen a buscar (porque no quiere o no pueden).
02. Hay sujetos que se definen como una búsqueda permanente sin encontrar nunca la alternativa necesaria para la construcción del sujeto amoroso, porque lo que se encuentra es un otro que nunca quiere salir de si mismo: es decir que aunque alguien salga de sí mismo, si finalmente el otro al que buscamos no responde con el mismo movimiento, la construcción se frustra. Yo quiero pero ella no quiere.
03. Los procesos de construcción no tienen seguro de eternidad, aunque admita promesa de eternidad. Concluyen, finalizan, prescriben. El final de un proceso de construcción se produce cuando se de-articula el sujeto amoroso, lo que queda entre los dos es un objeto (no un sujeto) amoroso: uno y otro conservan el recuerdo de lo que fue, pero que ya no es.
El Sujeto amoroso que no se sostiene con la construcción permanente se desploma, deja de ser. Si alguno de los dos, se baja del proyecto, deja de ser.
04. Hay una infinita cantidad de juegos de Imposibilidades, frustraciones y fracasos: especialmente el juego de la histeria, que juega a salir, pero no sale, que sale a buscar pero no busca, que juega a ser elegido pero rechaza, de intenta pero no quiero, que se hace desear pero frustra el deseo. El sujeto amoroso - en estos casos - es una entelequia que mora en los mundos ideales de ambos, pero que nunca bajará para encarnarse al mundo sensible.
05. Todo de alguna manera permanece en nuestra subjetividad. Somo la historia de la subjetivación de los sujetos amorosos: los recuerdos nos atraviesan como experiencia y como memoria y no desaparecen nunca del todo.
06. Sujetos amorosos que juzgamos definitivamente muertos y resucitan, cobran vida, desplazan con su renovada presencia, los sujetos amorosos del presente. El peso del ayer es tan relevante que puede anular la fuerza del presente.
07. Frente a la necesidad de construir el sujeto amoroso puede producirse el fracaso, porque nunca llega la respuesta favorable de parte de quien debe responder, porque - por las sinrazones del amor - hay una postergación cíclica o un desplazamiento hacia otro. Es lo que exhibe Sor Juana de la Cruz en su poesía:


Al que ingrato me deja, busco amante;
al que amante me sigue, dejo ingrata;
constante adoro a quien mi amor maltrata;
maltrato a quien mi amor busca constante.

Al que trato de amor, hallo diamante,
y soy diamante al que de amor me trata;
triunfante quiero ver al que me mata,
y mato al que me quiere ver triunfante.

Si a éste pago, padece mi deseo;
si ruego a aquél, mi pundonor enojo:
de entrambos modos infeliz me veo.

Pero yo, por mejor partido, escojo
de quien no quiero, ser violento empleo,
que, de quien no me quiere, vil despojo.

08. El juego de las culpas: cuando se produce una lucha interior, de conciencia(culpas) o de circunstancias: quiero pero no quiero o no puedo o no debo. Y la decisión se transforma en una postergación ilimitada.
09. El sujeto amoroso no se puede construir en un encuentro (express o casual) sino en una serie de encuentros.Porque no es un rapto de enamoramiento y de atracción, sino que obedece a la lógica de una construcción común.
10. El amor se vuelve tal cuando se vuelve perseverante, constante, sabe esperar, conjuga los verbos en una primera persona plural que siempre incluye al otro, que nunca lo olvida, lo silencia o lo torna invisible. El amor hace siempre visible al otro porque sino el sujeto se desarma: cuando uno no quiere, dos no pueden.


Gracias a Ray, con el que conversamos estos temas en las cálidas tardes de enero del 2009- Ambos sabíamos como llenar de significando los vacíos significantes de la reflexión.

364. LA ESPADA DE DAMOCLES


DIONISIO DE SIRACUSA reinó en el siglo IV a.C.. Como se había vuelto terriblemente desconfiado, transformó su dormitorio en una auténtica fortaleza. Su cama estaba rodeada de un foso. El foso era tan ancho y profundo que no era posible atravesarlo sin un puente levadizo. Antes de acostarse, cada noche, él mismo levantaba el puente. Así dormía tranquilo. (...)

Dionisio tenía un cortesano que lo adulaba y le repetía incesantemente: ¡qué felicidad ser rey! Dionisio decidió hacerlo rey por un día. El cortesano no cabía en sí de gozo. La jornada acabó con un banquete que presidía el cortesano convertido en rey y ceñido con la diadema real. En la mitad de la comida, Dionisio le pidió que mirase encima de él. Y así lo hizo y, encima de su cabeza, había una pesada y amenazante espada desnuda. Estaba colgada del techo sostenida solamente por una fina crin de caballo. El cortesano abandonó el trono en el acto. El cortesano en cuestión se llamaba DAMOCLES.

DIONISIO es también el tirano a quien PLATON - por invitación de un familiar del rey - visitó con la intención de sugerirle la puesta en marcha de las IDEAS POLITICAS que había definido en sus obras. No fue escuchado, como tampoco fue atendido por su hijo, quien - perdido el respaldo de quien lo había llevado a SIRACUSA - lo encarceló.



GUEDJ DENIS (2001), EL TEOREMA DEL LORO. NOVELA PARA APRENDER MATEMATICAS. Anagrama.