miércoles, junio 13, 2007

118. ¿TODA LA VIDA?

Se depositan demasiadas funciones y expectativas en la pareja y en el matrimonio, en tiempos en que las identidades de los sujetos se fragmentan y se dispersan. Y es muy fácil que algunas de estas funciones se agriete e ingrese la crisis. Pretendemos encontrar en una misma persona la contención afectiva, la ternura y la comprensión, la posibilidad de amar, el placer del encuentro sexual, la posibilidad de ejercer la maternidad o la paternidad, la responsabilidad de acompañar el crecimiento de los hijos, la convivencia protectora, el acuerdo en intereses económico mutuos, un compañero de camino que nos aguanta en las buenas y en las malas y a quien podemos respaldar. Es demasiado. Y cuando son tantas las tareas es posible que no podamos cumplir con todas o no sintamos que hay un esfuerzo común en todas ellas. Es posible que culturalmente comencemos a entender que hay una persona con la que tenemos los hijos, otras personas que son buenas para respaldarnos afectivamente en todo momento, otras que se ajustan al ritmo de nuestros deseos sexuales, otras que se nos asocian con mayor efectividad para aunar criterios económicos. Por supuesto que todo es mas complejo y conflictivo… pero estamos comprobando a ritmo creciente que la antigua unidad está haciendo agua por todos los lados… y termina castigando las funciones que realmente adecuadas por culpa de algunas que ya no encontramos o no brindamos. ¿Es un nuevo paradigma del matrimonio, de la convivencia y de la familia? (noviembre 2005)

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