viernes, agosto 10, 2007

156. VEINTE DIAS

Estas allí. Intacta. Nada ha cambiado. El brillo de los ojos es el mismo. Y juegan con mis ojos. Y las miradas ingresan por el amplio territorio del misterio. Ya estás aquí. Hemos regresado. Te veo venir, asomarte, saludarme. Nuevamente, como entonces. Sanos, salvos. Hemos recorrido mundos diferentes y seguramente nos hemos transformado. Pero estamos aquí nuevamente. Sobrevienen los rituales de los saludos. Sé que hay que esperar. Que sin desearlo, pero sabiéndolos, en este juego nos convertimos en los últimos. Somos - cada uno en su mundo - los que esperamos allí en la sombra hasta que los demás se hayan retirado. Y viene tu voz y tus relatos. Y brota tu sonrisa y se apodera cómplice de la mía. Y el tiempo se vuelve nada en el cruce de las palabras. Y por un momento nos olvidamos del mundo. Te veo hablar, te escucho, respondo, me entusiasmo, recuerdo, te digo mil veces que ha sido largo este camino. Nos confiamos esas cosas que solemos contarnos en ciertas tardes de invierno. Nos basta hablar y ser escuchados. Hacemos referencias a pequeñas trampas para combatir la ausencia. Pero ya estás aquí: el milagro continúa. Y me acerco y te acercas. Y nuevamente todo es posible. Estas aquí. Intacta, disponible, mía.

No hay comentarios.: