domingo, septiembre 23, 2007

180.NOS HABIAMOS REIDO TANTO

Ernesto - un amigo que conozco desde hace 30 años y al que re-descubrí hace un par de años - me sugirió aprovechar mi estadía en Paraguay para degustar la hermosura de sus mujeres. No es extraño en él, pero debido a su insistencia presté una mesurada atención al tema porque eran otros los compromiso que me invadían. Sin embargo, hay historias que surgen solas:
En un momento se aparece una tal Liliana, una psicopedagoga paraguaya en muy buen estado – de mediana edad – ojos interesantes y cuerpo al tono. Me preguntó si siendo argentino conocía colegas de Buenos Aires: me habló de un Profesor en Letras, Licenciado en Educación y especiasta en Psicología social que le había hecho la prosa y el verso en no sé que encuentro… Le había propuesto un proyecto común y comprometido una investigación profunda en la que ella ponía la psicopedagogía y él la psicología social. Parece ser que ambos pusieron otra cosa… porque me presentó un muchachito con un parecido asombroso a... a… - no me animo a decirlo – mi maestro y amigo Ernesto. El chico me miraba tiernamente… como diciendo…"¿Usted sabe algo de mi papá? Porque yo soy la investigación… yo soy la tesis que él debe defender en España"... No supe nada mas: me llamaron para la exposición general, me llevó la multitud y en medio de ella desapareció la paraguayita de los ojos lindos…

PIENSO EN LA MIRADA TIERNA DE ESE CHICO… EN MIRADA INSINUANTE DE LA PSICOPEDAGOGA PARAGUAYA… Y EN TODAS LAS “INVESTIGACIONES” REALIZADAS POR ERNESTO… Y SE ME CAEN LAS LAGRIMAS Y LAS PALABRAS.

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