domingo, octubre 07, 2007

188. UTOPIA

Me hubiera gustado - el pasado jueves 4 de octubre - conmemorar los seis meses de la muerte del docente Fuentealba con una fuerte presencia de docentes y alumnos en cada una de las escuelas, trabajando normalmente por la educación y la promoción de todos. Me hubiera gustado escuchar las palabras de los directivos, de los profesionales y combativos docentes, de los alumnos, de los padres demandando justicia y, sobre todo, la justicia fundamental: la mejor educación para todos y todos los días. Me hubiera gustado que el silencioso trabajo de las aulas hubiera permitido formar una nueva generación que en el futuro no reproduzca funcionarios insensibles, policías violentos, jueces lentos o ambiguos, sociedades silenciosas y apáticas. Me hubiera gustado que el recuerdo del maestro neuquino no tuviera ningún vínculo con la campaña política, el gobierno o la oposición (ni fuera interpretada como una de las estrategias argumentativas). Me hubiera gustado que los referentes de los sindicatos hubieran aparecido también para demandar y exigir en otras provincias con otros signos políticos. Todo eso me hubiera gustado. Pero el jueves vi las escuelas cerradas, a los docentes refugiados en sus casas y dedicados a sus cuestiones personales (y ajenos a las demandas), a los funcionario ridículos justificando este paro y solicitando recordatorios y homenajes en las escuelas y en las aulas vacías, y a los alumnos sabiendo que disponía de un día libre que podía aprovechar con una noche previa de salidas y festejos y una noche de jueves con generosas bebibas y celebraciones. No es malo, de vez en cuando, imaginar lo que uno quiere: para que las utoías vayan aparecieron en la horizontes.

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