lunes, octubre 29, 2007

208. DIA DE ELECCIONES GENERALES

Ya está. Ya terminó. Ganaron los que se sabía que iban a ganar, perdieron los que se sabían perdedores y algunos lograron alguna representación (escasa) como para coronar esfuerzos y prédicas. Los porcentajes del triunfo son aplastantes y atemorizan: la continuidad de un gobierno fortalecido por elecciones aplastantes suele neutralizar cualquier vestigio de análisis y de autocrítica. Es difícil pensar en el 56% que no apoya a la presidente, el 50 % que no eligió al Gobernador y el 65% que pensaba en otro intendente. El 44 %, el 50 % y el 35 % son contundentes y la democracia cuenta los triunfos y los votos favorables: no menciona al resto que, respetando las reglas del juego, sabe que las autoridades son legítimas y para todos.
El formato del comicio podría revisarse. Como me tocó estar - entre las autoridades de mesa - desde las 8,00 de la mañana lluviosa hasta las 21,30 en una escuela en pésimas condiciones que les revela a los ciudadanos el real estado de la educación, puedo hablar. Las autoridades de mesa no pueden ser sometidas gratuitamente a un esfuerzo inadecuado: la continuidad de votantes - 400 por cada padrón - impedía el menor movimiento... y nadie puede llegar a las 18,00 y al momento del escrutinio con todas las neuronas. Si el estado es quien organiza las elecciones debe prever la atención de los ciudadanos que aceptan la carga pública de presidir las mesas.
Otro tema fue la desorientación evidente de los ciudadanos con boletas abundantes y números engañosos, con nombres de fantasía y juegos de cortes, recortes, ocultamientos y robos de los votos disponibles... Eso explica el tiempo que cada votante tardaba en el elegir a los 65 ciudadanos que lo representaban en la presidencia, diputados, gobernación, senado provincial, intendencia, concejo deliberante y consejo escolar (y sus respectivos suplentes): mucho para pensar, para elegir y demasiada información para procesar rápidamente... porque era difícil unir la propaganda y la información previa con las boletas reales que combinaban varios números (según se tratara de nacionales, provinciales o municipales)...
Han pasado 24 años de las elecciones del 83: estuve allí como presidente de mesa, en el Colegio Nacional: estábamos felices y todos nos vestimos para la ocasión... Y sigo estando hoy. Nada ha cambiado. Ni siquiera yo mismo que he sumado 24 a los años que tenía entonces... ¿No hay otras formas mas ágiles de elegir, de hacer el escrutinio, de disponer de la información? ¿No es posible un sistema de voto electrónico con muchas bocas que permitan la absoluta transparencia y al mismo tiempo deje de lado la suma de papeles y burocráticas información que debimos realizar? ¿No se aplica ya en países latinoamericanos vecinos? ¿No hay forma de ser mas precisos y directos en la elección de nuestros representantes, sin incluir en el mismo voto tantos nombres desconocidos? Si muchos ciudadanos se manejan con bancas electrónicas y tienen manifiesta capacidad para armar el voto, cortando las boletas... ¿no podrán acceder a un sistema simple que acompañe el cambio de los tiempos?
Cuando salí de la escuela ya era de noche. Se comentaban los primeros resultados y ya algunos festejaban a cuenta. En muchas mesas seguían haciendo recuento de los votos mientras los candidatos ya reconocían triunfos y derrotas. Pensaba en la democracia, en la mejor forma de gobierno hasta ahora conocida, y al mismo tiempo una forma de gobierno que debe purificar y ajustar sus prácticas para asegurarnos el ejercicio de los derechos y una vida en sociedad que tenga la mejor calidad de vida. No sé si pido tanto. Pero es bueno hacerlo porque esta es nuestra porción de historia y en medio de estos menesteres se nos va la vida que tenemos.

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