No importa la geografía, ni los mundos, ni las distancias.
No importa donde estés. Seguimos en la misma sintonía respirando la misma mirada.
Buscamos y buscamos en la piel, en la memoria, en los oídos, en los ojos, en las manos
cada uno de los sellos. Y están. Llenos de vida. Desbordantes.
Y aparecen nitidos los aromas, el color de los cuerpos o el juego de las ideas.
Irrumpen los rituales y las complicidades.
Asoman las promesas y el reencuentro asegurado.
No existe el espacio. No existe el tiempo: conjugamos una ley de la relatividad
que juega con las vidas y las cruza, y las entreteje y las trama y las envuelve.
No hay nada mas.
Solo te espero.
Déjame cuidarte amor,
quiero convertirme en tu cuidado.
miércoles, julio 25, 2007
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