lunes, enero 28, 2008

261. EL TILO


INICIO: "El tilo es un árbol chico, elegante, de tronco delgado, que parece siempre joven. En la plaza de Pringles, además de diez mil tilos de esos, normales, había uno que por un extraño capricho de la Naturaleza se había vuelto enorme, venerable, el tronco retorcido, la copa impenetrable: veinte de los otros tilos fundidos en uno no habrían hecho éste". (AIRA: 2005: 7)

FINAL: "Ya no era el niñito que acompañaba a su papá a cortar flores de tilo, y sin embargo seguía siéndolo. Había algo que parecía estar al alcance de la mano, y un trabajo bien hecho podía hacer posible que lo alcanzara y desprendiera, como un fruto maduro...Me propuse recuperar aquel viejo yo" (AIRA: 2005 :124)

EL TILO es el árbol por excelencia de la plaza principal de Pringles... pero es también el nombre que le dan al padre del narrador, por ser un usuario obsesivo de sus flores como remedio para calmar sus insomnios. Ese tilo y esa búsqueda paterna se convierte en los dos eslabones que se unen para abrir y cerrar el relato.

Hay alguien que sale a la búsqueda de sus fantasmas, sale a recuperar la memoria: a partir de la figura de su padre y en esa minúscula geografía desfilarán una serie de recuerdos y de historias. Su padre, su madre, la personalidad de ambos, los hijos únicos de la época de Perón, los personajes del pueblo, la educación, la vida minúscula de los pueblos, la doble vida de su padre, su oficio de electricista (algo que parece asociarse a la figura del Padre que nos regalan varias páginas de Soriano)...

Pero sobre todo hay un eje de referencia que cruza la memoria: el peronismo y una muy particular manera de interpretarlo. La visión de su padre peronista y la versión de su madre (y su clase): la clase media, los pobres, los que habían recibido las bendiciones... y que debían padecer las maldiciones en tiempos del peronismo proscrito. El peronismo no aparece como un movimiento simpático, pero sí como una presencia que ha cambiado la vida de todos los actores sociales...

Es una buena novela: AIRA nos mete en su mundo y en su búsqueda desordenada y arbitraria...y uno tiene la impresión de que uno puede regresar como él a buscar las casas, los espacios, los lugares, los momentos, la voz del propio padre o la presencia de la madre de entonces... seguramente nos encontraremos con nuestro propio TILO.

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