domingo, julio 27, 2008

326. GATON Y RATON


No lo sé. O no quise saberlo. Creo que lo intuí toda la semana y estuve como escapándole a los hechos, como anticipándolo... pero ya el miércoles y le jueves hice lugar a los atrevimientos. Y los disfruté por cierto. La mañana del viernes parecía una mañana mas. Y a veces la confianza mata al precavido. El clima de despedida por las vacaciones, la tensión de la semana, cierta inconsciencia fue tejiendo una trama que hizo pasar en cuestión de minutos de la gloria al infierno. La cara contra el vidrio y todas las imposibilidades fue el final.

Hubo gritos iniciales, palabras balbuceadas, temerosas torpes y luego silencio. Un silencio que se prolonga sin tiempo y que seguramente conduce a alguna decisión. Es una herida que sangra, aunque abunde en explicaciones.

No sé. El cuerpo se sacudió con los hechos. El cuerpo no puede pasar de una situación a otra, no puede jugar tantos partidos juntos.

Y puede ser, puede suceder. Esa sensación de culpa es saludable. No me parece mal, decia, pero me parece mal lo que conlleva para los terceros que comparten demasiado.

Estoy nadando en un mar sin orillas, buscando a donde ir, tratando de agarrarme a algo... y tengo esa sensación- tan frecuente en los últimos tiempos - de que lucho en el ring, solo, muy solo, oigo gritos de aliento... y de pronto hay un golpe casi mortal que me tira al piso. Oigo la cuenta que quiero que sea eterna, estoy tirado y respirando con fuerza... y espero, espero para levantarme y seguir con la pelea. Y mientras tanto pienso en todo y no me caben los pensamientos en la pantalla de la memoria. Y no sé si soy el gato o si soy el ratón, o si hay en todo esto una dialéctica relación que va cambiando los roles y uno debe tener la inteligente percepción de descubrirlo, saberlo, obrar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Its very impressive. I think its ok if we repost this blog.


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