jueves, enero 15, 2009

365. CONSTRUCCION DEL SUJETO AMOROSO (2)


Ya hemos hablado de la construcción del sujeto amoroso en un post anterior (el nº 350. 12/12/2008), pero a partir de los comentarios y de las conversaciones con terceros han aparecido nuevas ideas y nuevos interrogantes.

01.Búsqueda del otro requiere salirse de uno mismo, abandonar el propio encierro, negarse dialécticamente, porque si no se produce esa salida (negación) si uno pretende buscar, pero sin salir de uno mismo, no encuentra, no reconocer o no lograr construir la síntesis con el otro. Si uno es sólo afirmación y no asimila la negación de la afirmación, no puede construir el sujeto amoroso que es siempre capacidad de construir una síntesis dialéctica superadora. Por eso muchos no logran acceder a la construcción porque en lugar de buscar, se buscan, en lugar de reconocer, se miran - como en un espejo - a sí mismos... y efectivamente no reconocen a nadie que sea ontológicamente igual que ellos, porque eso es metafísicamente imposible. No encuentran porque en realidad nunca salen a buscar (porque no quiere o no pueden).
02. Hay sujetos que se definen como una búsqueda permanente sin encontrar nunca la alternativa necesaria para la construcción del sujeto amoroso, porque lo que se encuentra es un otro que nunca quiere salir de si mismo: es decir que aunque alguien salga de sí mismo, si finalmente el otro al que buscamos no responde con el mismo movimiento, la construcción se frustra. Yo quiero pero ella no quiere.
03. Los procesos de construcción no tienen seguro de eternidad, aunque admita promesa de eternidad. Concluyen, finalizan, prescriben. El final de un proceso de construcción se produce cuando se de-articula el sujeto amoroso, lo que queda entre los dos es un objeto (no un sujeto) amoroso: uno y otro conservan el recuerdo de lo que fue, pero que ya no es.
El Sujeto amoroso que no se sostiene con la construcción permanente se desploma, deja de ser. Si alguno de los dos, se baja del proyecto, deja de ser.
04. Hay una infinita cantidad de juegos de Imposibilidades, frustraciones y fracasos: especialmente el juego de la histeria, que juega a salir, pero no sale, que sale a buscar pero no busca, que juega a ser elegido pero rechaza, de intenta pero no quiero, que se hace desear pero frustra el deseo. El sujeto amoroso - en estos casos - es una entelequia que mora en los mundos ideales de ambos, pero que nunca bajará para encarnarse al mundo sensible.
05. Todo de alguna manera permanece en nuestra subjetividad. Somo la historia de la subjetivación de los sujetos amorosos: los recuerdos nos atraviesan como experiencia y como memoria y no desaparecen nunca del todo.
06. Sujetos amorosos que juzgamos definitivamente muertos y resucitan, cobran vida, desplazan con su renovada presencia, los sujetos amorosos del presente. El peso del ayer es tan relevante que puede anular la fuerza del presente.
07. Frente a la necesidad de construir el sujeto amoroso puede producirse el fracaso, porque nunca llega la respuesta favorable de parte de quien debe responder, porque - por las sinrazones del amor - hay una postergación cíclica o un desplazamiento hacia otro. Es lo que exhibe Sor Juana de la Cruz en su poesía:


Al que ingrato me deja, busco amante;
al que amante me sigue, dejo ingrata;
constante adoro a quien mi amor maltrata;
maltrato a quien mi amor busca constante.

Al que trato de amor, hallo diamante,
y soy diamante al que de amor me trata;
triunfante quiero ver al que me mata,
y mato al que me quiere ver triunfante.

Si a éste pago, padece mi deseo;
si ruego a aquél, mi pundonor enojo:
de entrambos modos infeliz me veo.

Pero yo, por mejor partido, escojo
de quien no quiero, ser violento empleo,
que, de quien no me quiere, vil despojo.

08. El juego de las culpas: cuando se produce una lucha interior, de conciencia(culpas) o de circunstancias: quiero pero no quiero o no puedo o no debo. Y la decisión se transforma en una postergación ilimitada.
09. El sujeto amoroso no se puede construir en un encuentro (express o casual) sino en una serie de encuentros.Porque no es un rapto de enamoramiento y de atracción, sino que obedece a la lógica de una construcción común.
10. El amor se vuelve tal cuando se vuelve perseverante, constante, sabe esperar, conjuga los verbos en una primera persona plural que siempre incluye al otro, que nunca lo olvida, lo silencia o lo torna invisible. El amor hace siempre visible al otro porque sino el sujeto se desarma: cuando uno no quiere, dos no pueden.


Gracias a Ray, con el que conversamos estos temas en las cálidas tardes de enero del 2009- Ambos sabíamos como llenar de significando los vacíos significantes de la reflexión.

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