sábado, enero 13, 2007

¿PODER O AUTORIDAD?

Estoy escribiendo acerca de la diferencia entre poder y autoridad. Hago distinciones etimológicas y de fundamentación filosófica. Quiero sacar el tema del ámbito del derecho y la política y llevarlo al terreno de la ética y las relaciones antropológicas. Discuto el tema con mi hijo mayor, y cuando me escucha hablar me interrumpe: “Papá, no se pueden separar autoridad de poder. Toda autoridad implica un ejercicio del poder”. Le digo que es un fiel representante del pensamiento de la universidad pública ya que ha leído y rendido demasiado Bordieu, Gramcsi, Paseron, Foucault. Pero convenimos en que la autoridad política está generosamente asociada al poder, subordinada a su presencia, a la conquista, la posibilidad de mantenerlo, de ejercerlo, de prolongarlo… Pero insisto en las instituciones y en la posibilidad de defender la autoridad sin mezclarla con el poder. Me dice que siempre la autoridad implica poder. Y respondo: “En la medida en que la autoridad se asocia con el poder se bastardea, en la medida en que pueda mantenerse distante se purifica”. Pienso en la autoridad del padre, del maestro, del sacerdote, de quien preside una comunidad y no logro asociar su presencia y sus estrategias al manejo del poder que implican otros lugares sociales. Cuando tengo autoridad el acento está puesto en los otros y me mueve la pregunta: qué puedo hacer por los demás, porque se trata de un compromiso, de una misión, mientras que cuando ejerzo el poder el eje está puesto en mi y en mis posibilidades y la pregunta es qué puedo hacer con los otros, porque se trata siempre de una oportunidad para aprovechar y explotar. Puede ser una posición demasiado formal o kantiana pero no quiero renunciar a este ideal normativo.

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