sábado, mayo 19, 2007

090. CULTURA DEL CUIDADO Y LA AMENAZA DEL DES - CUIDO

Instalar la cultura del cuidado es la única manera de sobrevivir en un mundo demasiado ancho, demasiado ajeno, inhóspito, sumergido en multiples formas de orfandad. Cuidar al otro, hacerse cargo del otro, protegerlo para sentirse uno mismo cuidado, protegido, respaldado. El cuidado suele tener un saludable efecto bumerang... Uno va hacia a los demás y los demas regresan hacia uno. El cuidado valora al otro, recupera su iniciativa, respeta su pensamiento, se hace cargo de sus defecto, construye a partir de sus defectos, promueve el crecimiento del otro. Sin envidias, sin bajezas, sin traiciones, sin mezquinos intereses. Los otros son nuestra tarea: ese es el imperativo ético de nuestro tiempo. La ética de hoy es la ética del cuidado: de los otros, de la comunidad, del medio ambiente, del mundo todo. Es global pero comienza por el prójimo, por el que nos sale al encuentro o con el que con-vivimos. Se propone grandes cosas pero brota y germina en los pequeños gestos, en las cosas insignificantes, en las palabras esenciales.
En la otra orilla está la cultura del des-cuido, de lo que se deja de lado, se ignora, se saca del medio por molesto, se aniquila. El des-cuidar es cosificar al otro, dejarlo abandonado a tu propio destino, sumergirlo en un mar de sospechas. La casa des-cuidada es la casa abandonada. Una persona des-cuidada es una persona que no se arregla a sí misma (ni por dentro, ni por fuera). La ciudad des-cuidada es la ciudad que ha dejado de ser pública para ser ajena, extraña, amenazante. El des-cuido es dejar de hacer, pero también agresión, desprotección, huida. Des-cuido, des-cuidar, des-cuidado, me descuidé, te descuidate, como al descuido. Los otros no existen, me inoportunan, me molestan, son funcionales a mis proyectos, reemplazables, transitorios, de ocasión. Sin los otros no hay mundo, no hay destino, no hay futuro.

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