sábado, junio 23, 2007

128. DEMASIADO TARDE PARA SABERLO

Me llamó la atenció que me mirara tan fijo. No acostumbraba a hacerlo. Pero esa vez, sí. Me miró fijo a los ojos y a mi me cuesta soportar la mirada... aunque en ese momento no me costó. El tono de voz era el adecuado, el del amigo de siempre, con mas vehemencia, con cierto desánimo: "Cuando te das cuenta es siempre demasiado tarde. Uno llega irremediablemente tarde. No se trata de saber simplemente, sino de llegar en el momento exacto para anticiparlo, salir al cruce, frenar la jugada. El resultado está puesto, el partido está terminado. No sólo un partido, sino muchos partidos. Por eso, cuando te lo cuentan, te lo confiesan, te lo revelan o lo descubrís, siempre es demasiado tarde. El tiempo ha hecho estragos y es dificil recomponerlo todo. ¿Por qué te lo digo? Porque a mi me pasó. No te voy a decir de qué lado jugaba yo, si de víctima o de victimario. No te lo voy a decir hoy, por lo menos, porque a vos siempre te gusta conocer mas detalles. Y yo quiero que te quedes con el concepto. Cuando la cosa se descubre ya ha habido demasiada historia construida, demasiado mundo de dos, demasiadas puertas abiertas, demasiadas intimidad compartida. No hablo sólo de los entendimiento en el plano de las relaciones íntimas, sino en el juego de las vidas. Cuando descubren que se amana, cuando se atraen, cuando se acuestan, cuando los cuerpos se reconocen, se llaman, se desean se encienden otros sensores que automáticamente se ponen en funcionamiento: confidencias, confesiones, versiones, pasado, presente, sueños, desiluciones. Todo. Y cada semana, casa día, cada hora cuenta. Porque es allí en donde se van apilando los ladrillos - uno a uno - para armar en nuevo muro. Ahora el que está afuera sos vos. Antes eras el que estabas adentro: ahora estás fuera. No te excluyen, no hay un decreto que te quite derechos sino que simplemente hay un rincón interior, un misterioso lugar que ahora ocupan otras personas. Tal vez nunca te nombren, tal vez no hablen de vos, pero es claro que vos ya no formás parte del centro. Te sustituyeron, hay como un metalenguaje del amor. Y siempre llegás tarde, con tu enojo, con tu ira, con tu perdón, con tu reconciliación, con tus pedidos de explicaciones, con tus reclamos, con lo que sea. Ya está. No sé. Creo que es mejor ignorarlo. Al fin y al cabo uno sigue siendo un misterio y nunca sabe cuál será la última historia o de qué historia formará parte y en ella qué personaje le tocará representar. Te lo digo, no mas. No sé, por las dudas. Alguna vez te cuento mas detalles de lo que me tocó vivir a mi".

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