sábado, junio 23, 2007

127. EL CONOCIMIENTO LLAMA AL CONOCIMIENTO

El conocimiento llama al conocimiento, el saber al saber. Hay cierta analogía con el capital y el dinero. No en vano Bordieu trabajó el "capital cultural". El dinero hace al dinero. El conocimiento adquirido, disfrutado, sistematizado y clasificado multiplica la capacidad del conocimiento. El conocimiento disponible, el que está en oferta para quien quiera consumirlo, nunca se transforma en conocimiento real si es que no media alguna forma de sistematización, de articulación, de estructura.
Cuando hemos armado nuestro conocimiento, los libros que leemos, las películas que vemos, las experiencias que tenemos, las charlas o las preguntas que formulamos saben como aprovechan esas riquezas: comprenden, ubican, clasifican registran la información, archivan en el lugar exacto, descubren relaciones, construyen intertextualidades. Ningún material es neutro, sino que todo material enriquece con su presencia.
Ingresar a una biblioteca, a un museo, a una librería, a las páginas de Internet es una posibilidad que crece y exponencialmente se multiplica según los conocimientos pre-existentes: uno podrá descubrirlo a partir de lo que ya conoce y disfruta. La construcción subjetiva es una reapropiación dinámica de la suma de los conocimientos. En algunos casos - Borges, por ejemplo – la capacidad de atesorar y de relacionar era mayúscula y altamente receptiva y productiva.
Hay aquí un sentido claro que se le otorga a la educación sistemática (sea en las escuelas o en la universidad, con los formatos actuales o con otros formatos) : allí aparece el proceso de enseñar a atesorar los conocimientos y los saberes para volverlos productivos (la parábola de los talentos). El maestro, el docente, el profesor es alguien que transmite esa experiencia vital: como se guarda para poder producir, reproducir y transmitir. Tal vez sea el desafío de la educación del futuro.

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