jueves, septiembre 27, 2007

182. DE PRONTO

Suena el teléfono. Te llamo. Hablamos. El ritual se repite pero es siempre un buen ritual. Hoy hay menos risas. Tal vez porque estoy cansado, preocupado, disperso. Te digo: mis peores y mis mejores momentos no son los de la euforia, la risa, las palabras... son mi hablar tranquilo, pausado, reposado.Hoy es uno de esos días. Me decis: Lo sé, ya te registro. Te pregunto por el amor, por las cosas que suceden en él, por la novedad del amor, por la reiteración del mismo. ¿Es la misma historia? ¿Es absolutamente distinta? Para mí, sí lo es: esto es distinto. Cuantas preguntas, me decis. No te resistis, pero te resistís un poco. Me gusta que sea así. Es bueno saber que por momento no todo es tan claro. Yo también he descubierto tus momentos duros y podés ser dura en muchos momentos. No lo has sido conmigo. No quiero que lo seas nunca.Te escucho: por qué hoy todas estas preguntas. Porque sí, contesto. Quiero saber si nos tomamos una revancha, si recuperamos un paraíso perdido o si inauguramos una experiencia nueva para ambos. Pueden ser, decís, pero no sé. Me tomas desprevenida. Yo pienso en todo eso, pienso, no puedo no pensar. necesito hacerlo, me siento bien haciéndolo. A veces me parece que hemos acumulado pasado, un rico pasado, que vivimos intensamente el presente pero que no podemos vislumbrar el futuro. Lo construimos, el después, lo construimos, me decís. Carpe diem! Lo hemos practicado y nos ha ido muy bien: ¿el futuro sera simplemente un carpe diem hasta el final? Buena fórmula. Tu voz: me desestabilizan tus preguntas. No son dudas, te digo, son preguntas. A mi me parecen dudas y me provocan inseguridad. No seré perfecto, entonces. Nunca te lo pedí. Siempre nos imaginamos perfectos. Anoche tuve una sensación extraña: en un momento sentí que olía a vos. No sé si la ropa o la piel, pero olía a vos. ¿Por dentro o por fuera? Sé que la pregunta no merece contestación pero me produce placer escuchar tu respuesta. A vos, extrañamente a vos. No quiero que estés insegura, no quiero que te "insegures". Es que con las preguntas, con las dudas, con ese "cuadrado" que me hiciste dibujar me lo provocaste: creo que siempre te guardas algo, pequeño o grande. Yo soy mas tranasparente. Cambiame, entonces. Hacemos distinto. Soy hijo de mi historia: siempre tuve que guardarme algo por las dudas y ahora - de pronto - me piden que lo muestre todo. Y no, que no lo muestre todo, porque no se puede. Te quedaste un ratito en silencio. Tiene otro ritmo, otro registro esta conversación. Es nuestra. Nada ha cambiado. Somos los mismos. Carpe diem. Este, estos son los días que aprovechamos.
Y el tiempo se lleva las palabras, y las obligaciones el llamados. Y somos los mismos. Y el sol entra por mi ventana y en algún lugar - esta siesta - estarás tomándotelo todo, como te gusta, como me gusta. Y sigo con mis cosas, con mis fantasmas, con mi pasado. Miro la hora: ya debo partir. Y me siento tan feliz de saber que es verdad, que sigue palpable el milagro.
Cierro las ventanas para no tentarme... si sigo asi no terminaré de armar la filosofía de Abelardo, su curiosa vida, sus amores descontrolados, sus textos. ¿Es Aberlardo, soy yo o son mis amigos desconocido de la lenaja ventana?

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