domingo, septiembre 21, 2008

338. PASADO


Es invierno y el frío se intenso porque el viento de sur parece meterse entre la ropa y hacerse sentir mas. Bajo del colectivo que me trae de una ciudad cercana. Vengo de trabajar con sectores desprotegidos y debo recorrer las 5 ó 6 cuadras que me llevan desde la avenida hasta el lugar en donde me alojo.

Camino por la calle de un barrio residencial en el que los Funcionarios provinciales tienen sus cómodas casas: las luces que se asoman por las ventanas entreabiertas, los sonidos, la música, el bullicio me trae el eco de otro mundo.

"Es un mundo burgués", me digo... "y quisiera no tener que desear ese mundo, ni vivir pendiente de esas cosas"... y cierro los oídos y los ojos mientras el frío de la noche del sur me castiga mas que nunca.

La semana siguiente seguirá la misma sensación de imposibilidad y de rechazo.


Ha pasado demasiado tiempo. He regresado un par de veces y no encontré ni la calle, ni el frío, ni los habitantes de las casas, ni aquel adolescente que vivía de ideales que terminó negociando pragmáticamente con la supervivencia y con los años.

Y creo que finalmente, soy yo el que está adentro de aquellas casas.

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