jueves, julio 26, 2007

149. IMPOSIBLE

Ruta 40. Nada. Solo el camino polvoriento que viborea por las montañas y que desgrana de cuando en cuando algún vehículo. Silencio. Habíamos terminado de almorzar a la vera de un pequeño arroyo que se topaba con el camino. Organizábamos las cosas para seguir viaje y el auto exhibía impúdico su motor para someterse al control del agua y del aceite. Fabian se asomó desde el puente y caminaba rumbo a la población cercana. Lo llamamos para darle la comida que nos había sobrado. No quería llevarla, pero ante la insistencia se acercó y logramos cruzar mínimas palabras. Nos llamó la atención la cercanía del auto y la mirada hinoptizada sobre el motor, una mirada desconocida para nosotros: el motor del auto aparecía ante sus ojos como un universo desconocido... y no podía sacar los ojos de encima... Tardó en reaccionar: finalmente nos contó que estudiaba en la escuela del lugar, que pensaba irse a trabajar a Salta, que no había mucho trabajo en la zona, que el viñedo que observábamos era del gobernador (que no venía nunca) y que para atenderlo bastaban cinco operarios, junto con el encargado. No hablamos mas. Nos saludamos y se perdió en el recuerdo. Por un momento fuimos para él. Por un momento fue para nosotros: y desaparecimos, dejamos de ser. ¿A cuantos - en esa mezcla de tiempo y espacio - conocimos y abandonamos, como ellos hicieron con nosotros? Un juego de construcciones y deconstrucciones ontológicas. En un lugar en donde las distancias no se miden en kilómetros sino el tiempo porque el espacio es relativo y solamente el tiempo es el que permite "medir" lo que separa una población de otra. Miré una y otra vez el cuentakilómetros que no avanzaba... al tiempo que observaba el reloj un poco mas abajo a la derecha... ¿A cuando estamos de CACHI? No se trata de espacio, sino de tiempo por llegar. Como la vida, en suma.

No hay comentarios.: