martes, septiembre 04, 2007

166. AUSENCIA

Me pesa que no estés. Me pesa demasiado. Finalmente se produjo lo que alguna vez imaginamos. Breve, tal vez, pero cierto. Estamos inhabilitados. Solo podemos vivir en la normalidad, en el duro (¿para nosotros?) paso de los trabajos y los días. Cuando sobreviene el descanso o la enfermedad, el viaje o los recesos nos quedamos sin posibilidades. Deambulamos huérfanos a la búsquedad de un recuerdo. Y hay muchos, demasiado. ¿Por qué será que esos recuerdo no me bastan en esta mañana húmeda de setiembre y que te quiero aqui, como tantos otros días? Relación asimétrica, te dije. No puedo ubicarte, no puedo llamarte, estoy a tu merced y debo esperarte. Y sin embargo, nos reímos. Porque la risa cura todos nuestros juegos de ideas, de palabras, de atrevimientos, de anticipación. Es un paquetito, me dirás. Y yo me defenderé, seguramente. Pero no me basta, como no logré acallar los deseos en la noche del domingo o la necesidad de decirte varias cosas en la tarde de este martes. Es el libro de los record: 150 kilómetros de regreso y 100 kilómetros de ida: y siempre en el mismo lugar, en el origen del mundo... Y a vos te bastaron 25 miserables kilómetros para producir el efecto... Y volvemos a reir. Pero quiero tenerte. Y no estás. O estás en el lugar que ambos sabemos, metida entre otra gente, pensando cosas similares y sabiendo que sobra pasado ya, ysobrevuela el futuro. Y entonces, cierro los ojos y te pienso entre mis brazos. Y vos, cerrás los tuyos y te imaginas entre los míos. Y me basta.

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